El desarrollo tecnológico que ha experimentado el mundo de la movilidad, a través de los años, es impresionante. Al principio, la importancia de los vehículos radicaba en su fiabilidad para transportar personas hasta sus destinos. Pero con el pasar del tiempo, las personas se volvieron más exigentes.
Ahora no solo basta con tener un automotor que cumpla con su función principal sino también con detalles de confort y comodidad. Es difícil imaginar a un vehículo sin un sistema de calefacción, de aire acondicionado, conectividad y, por su puesto, sin una radio.
Este último dispositivo se ha convertido en uno de los más fieles ‘amigos’ de los conductores sobre la ruta. Aunque en sus primeros años de existencia no fue un componente muy conocido o destacado, con el pasar del tiempo se convirtió en una pieza básica de cualquier vehículo.
Se estima que este invento fue creado a finales del siglo XIX, pero fue socializado y aplicado en 1922.
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Fue George Frost quien desarrolló un prototipo de radiorreceptor compacto que podía ser manipulado mediante la utilización de dos botones giratorios.
Esta creación fue instalada en un Ford Model T, el auto más popular del mundo en ese entonces. Fue así que se lo consideró como el primer vehículo de la historia en equipar una radio.
Cinco años después, en 1927, la Firma Storage Battery CO., radicada en Filadelfia, Estados Unidos, se propuso vender radios compactas lo suficientemente pequeñas como para ser instaladas en la mayoría de los vehículos. Sin embargo, no lograron el éxito que esperaron. Los equipos pesaban casi 20 kg.
Pero algo debía cambiar pues la única forma en que las personas se informaban era a través de la radio. A la televisión le faltaban unos 30 años para aparecer en el mercado.
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Fue así que, en los años 20 y 30, la radio era el único medio de comunicación de masas. La importancia que cobró esta primera iniciativa se replicó en varios intentos por crear más prototipos que podían utilizarse dentro de un automóvil en Reino Unido y en Alemania.
El primer receptor de radio en vehículos que tuvo un éxito comercial relevante fue el Motorola, en 1930. Se trataba del modelo 5T71, producido por Galván Manufacturing Corporation, que costaba entre USD 110 y 130, una cifra que podía equipararse con el mismo precio de un auto en aquella época. Los dispositivos aún eran primitivos pero ganaban popularidad.
Fue en los años 40 que la radio tuvo un gran impulso en su desarrollo gracias al progreso en las comunicaciones que supuso la Segunda Guerra Mundial. De esa forma se fue simplificando y generalizando su uso. Diez años más tarde, en Estados Unidos aún se usaban receptores AM con un teclado mecánico y varios tubos de vacío. Pero en 1952, gracias a Blaupunkt, se comenzó a emplear receptores FM. Aunque no fue hasta 1959 que la Motorola FM-900 se convirtió en la primera radio de auto que se vendía masivamente.
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Poco después, en 1960, llegaron los receptores con transistores que hicieron más fácil manipular este dispositivo durante la marcha del auto. El resto estuvo caracterizado por el avance tecnológico.
Philips lanzó la primera radio capaz de reproducir casetes con lectura por las dos caras en 1966. Mientras que a finales de los 80 llegaron los reproductores de CD que introdujeron el sonido digital.
Veinte años después se introdujo el formato Mp3 en la reproducción de música y la automatización de emisoras. En los últimos años, la preocupación de los fabricantes de radio pasa por la conectividad de sus reproductores a todo nivel. Aún sin un límite en su desarrollo, los expertos aseguran que la radio puede ser un elemento de ayuda a la concentración mental durante la conducción a toda hora.
Fuente: www.autobild.es