LOS MONCAYO UNIDOS POR UNA PASIÓN

Padre e hijo en la oficina del primero, un lugar donde se respira automovilismo y donde viven los mejores recuerdos.

Padre e hijo en la oficina del primero, un lugar donde se respira automovilismo y donde viven los mejores recuerdos.

Su oficina, ubicada en el noreste de Quito, está llena de trofeos, placas y fotografías que tienen un denominador común: los autos. Mauricio Moncayo, de 43 años, es uno de los pilotos más experimentados del país y un aficionado a ‘las tuercas’ de toda la vida.

Conversamos con Mauricio y su hijo, Mauricio Jr.; sobre su pasión por el automovilismo, su carrera deportiva, el encanto que le produce correr ahora junto con su ‘heredero’ y el momento que vive el deporte motor en el Ecuador.

¿Cómo fueron tus inicios en el automovilismo?

Desde que me acuerdo me gustan los autos y las carreras. Me vinculé a la actividad deportiva cuando tuve independencia económica. Primero participé en los circuitos con un Suzuki Forsa 1 300 en una carrera en Riobamba, como preparación para una Vuelta a la República, hace más de 17 años. Durante cinco años más alterné entre el rally y la pista, pero me decidí por los circuitos ya que representaban un menor despliegue logístico y una mayor participación de mi familia, lo que no sucedía en el rally. En el ‘pit’ del autódromo pueden estar mi esposa, mis hijos, mis familiares y amigos y eso es muy importante.

¿Cuántas satisfacciones te ha dado el deporte motor?

Muchísimas. Una de las primeras fue lograr mi primer título nacional de circuitos, en 1996, en la categoría de los 1 300 cm3. En el 2004 con un prototipo Ralt, alcancé el segundo lugar de mi categoría en las 6 Horas de Bogotá. Pero una de las mayores alegrías fue el primer lugar de la general de esta misma carrera en el 2006, con un prototipo ‘made in Sangolquí’, preparado por Juan Espinosa. Nuestro auto, alternamos la conducción con Juan, era de menor calidad técnica que el resto, pero sin embargo nos impusimos. El nuestro costó unos USD 30 000, pero les ganamos a otros que costaban USD 300 000. Y luego, escuchar el Himno y ver la bandera nacional flamear en Tocancipá... es algo inolvidable. También me llenó de alegría volver a ganar el título en la categoría Prototipos en el 2010 en la Copa Cati, en mi regreso a las pistas después de algunas temporadas ausente.

¿Y ahora el karting?

Sí. A mí me pasó al revés. El karting suele ser la escuela de formación de los pilotos, pero así es la vida. Me integré al karting para apoyar a mi hijo en su formación de piloto de carreras. Él también es un apasionado del deporte desde que estaba en el vientre de su madre. Quiero que Mauricio Jr. tenga una base técnica y una formación adecuada para triunfar en el deporte.

Mauricio (hijo), ¿también eres un apasionado?

Por supuesto, me encantan los fierros. Primero empecé con el motocrós, me gustó mucho el vértigo de los saltos y las acrobacias en el aire, pero con mi familia acordamos que era un deporte con mucho riesgo y nos decidimos por competir en el karting. En esta modalidad disfruto mucho la adrenalina que produce la velocidad. Ahora tengo 10 años y ya he pasado por un par de equipos y pienso que cada día voy aprendiendo. Además, me encanta correr junto con mi papá y aprendo mucho de él, sigo sus consejos y enseñanzas.

¿Cómo ves tu futuro?

Lo que más quiero es correr junto con mi papá en un prototipo en Yahuarcocha, para eso me estoy preparando, pero sin duda mi mayor ilusión es correr en la Fórmula 1. Sé que es difícil por el tema económico, pero vale la pena intentarlo.

Volvemos con el padre, ¿cómo está el automovilismo nacional en la actualidad?

Me parece que en el aspecto técnico ha crecido muchísimo. Ahora los pilotos tienen una formación apropiada, empezando desde la cantera que es el karting donde adquieren los conocimientos elementales para ser pilotos. Hay excelentes prospectos y varios jóvenes ya han incursionado en el ámbito internacional con muy buenos resultados, especialmente en el karting.

¿Qué hacer para mejorar?

En este tema pienso que es fundamental la creación de escuderías para que los pilotos se sientan respaldados por un equipo y unos patrocinadores. Por ejemplo, nosotros formamos el Moncayo Racing Club, compuesto por mi esposa, mis hijos, mi hermano Christian, nuestro apoyo de toda la vida. Ya en el karting, mi hijo y yo formamos parte del Cuesta Racing Team, un equipo dirigido por Jorge Cuesta, otro apasionado y experimentado hombre del deporte motor, quien junto con Patricio Larrea han dado un salto cualitativo en la organización de esta modalidad, al traer marcas internacionales que forman parte de los equipos como patrocinadores oficiales.

¿Falta más compromiso?

Claro que sí, pero ya se están dando pasos para que la división que tanto ha afectado a nuestro deporte se termine. Estamos, un grupo de pilotos y Aneta, en conversaciones para realizar un torneo de circuitos a escala nacional, en Yahuarcocha, nuestra pista. Pienso que si todos dejamos atrás resentimientos y luchamos juntos por el automovilismo nacional, el deporte volverá a tener el brillo que tuvo en décadas pasadas. Tenemos la infraestructura, kartódromo y autódromo de primera, tenemos un buen parque automotor y excelentes pilotos, Solo nos queda comprometernos más.

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