Hola amigos viajeros, ya les he invitado a conocer una de nuestras montañas más importantes y también una playa poco explorada. Ahora les propongo viajar a Macas, ciudad amazónica, capital de la provincia de Morona Santiago, pero por una carretera nueva que va desde Riobamba.
Hace años, Macas se conectaba con el resto del país mediante vías en muy mal estado, que dificultaba el acceso. Quienes queríamos conocerla teníamos que resignarnos a hacer un viaje extremadamente largo en el que nuestros vehículos resultaban estropeados.
Hace no muchos años, finalmente se pavimentó la vía que une Baños con Puyo, y esta ciudad con Macas, lo que permitió que se acortaran las distancias, al menos desde el centro y norte del país. El viaje se volvió mucho más cómodo y se podía realizar con cualquier vehículo.
En enero de este año, el Gobierno entregó la vía que permite ir a esa hermosa ciudad desde Riobamba. Se trata de una carretera de primer orden y de dos carriles.
La distancia desde Quito a Macas por esta ruta es de aproximadamente 340 km, que se cubren aproximadamente en seis horas. Son alrededor de 25 km menos que por la Baños – Puyo, pero tiene la ventaja de mostrarnos poblados y parajes fantásticos, lagunas fascinantes, túneles en medio de las rocas y paisajes prístinos, de encantadora belleza, al pasar por el Parque Nacional Sangay y las faldas del volcán del mismo nombre.
Como siempre, trato de proponer paseos no demasiado largos, más bien moderados, que incluso puedan realizarse en un día.
Con nuestro vehículo y documentos a punto, salimos de Quito por la Panamericana Sur, pasamos por Latacunga, Ambato y llegamos a Riobamba. Aquí continuamos por la Panamericana Norte hasta encontrar la avenida Pedro Vicente Maldonado; viramos a la izquierda y por esta llegamos a la avenida de Circunvalación hasta la Juan Félix Proaño. Viramos a la derecha, pues de ahí parte la carretera que va a Cebadas y a Macas.
Una vez que dejamos Riobamba, una serie de pintorescos y apacibles pueblitos va apareciendo en la ruta (San Luis, Punín, Flores, Cebadas). Vale la pena visitar todos, pues invitan al descanso y al relax. Podemos aprovechar para tomar fotos de sus parques e iglesias o para degustar algo de su comida.
33 km más adelante llegamos a las lagunas de Atillo, un verdadero paraíso que emana paz y sosiego. En medio de un valle estrecho y no muy profundo, varias lagunas, se suceden, en medio de un paisaje serrano, triste cuando llueve y está nublado, pero agradable a la vez.
A lo largo de la carretera existen varios restaurantes y cabañas que ofrecen diversos servicios a los turistas: comida (truchas fritas, a la plancha o apanadas), pesca deportiva, (cada quien puede pescar lo que más tarde va a servirse), paseos a caballo y hasta alojamiento.
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El camino continúa serpenteando entre las lagunas y pequeñas cascadas, riachuelos, follaje espeso y exuberante, con flores de muchos colores, y pájaros que con su canto nos alegran el viaje.
Poco a poco descendemos a lo que se llama Ceja de Selva, junto al espectacular volcán Sangay, que parece más bien ser tímido porque no siempre se deja ver.
Llegamos al puente que pasa sobre el río Playas y encontramos el impresionante túnel San Vicente, de 760 metros de longitud y perforado en medio de las rocas.
De ahí en adelante, la vegetación ya es la típica de las zonas abrigadas, semiselváticas. Es el bosque nublado bajo andino, donde encontramos hermosas orquídeas de varios colores y tamaños, dispuestas a deleitar al observador.
Cruzamos los caseríos de Purshi, Zuña, Aishi, General Proaño y llegamos a Macas. Esta ciudad, típica de nuestro Oriente, presenta un clima de templado a caliente, muy húmedo, con lluvias frecuentes.
Así como tiene casas antiguas de madera, también hay construcciones modernas de hormigón. Las calles son mayoritariamente adoquinadas o pavimentadas, pero aún quedan algunas de tierra.
Aquí encontramos restaurantes de comida costeña y serrana, sin dejar de lado su gastronomía propia. La especialidad local son los ayampacos, una especie de tamales rellenos de pollo, carne de res o pescado, envueltos en hojas propias de la selva y asados a la brasa.
Los maitos son pescados envueltos en hojas de bijao y asados al carbón. Otras delicias son la carne asada con yuca cocinada y ensalada y el palmito preparado de diversas maneras. También hay jugos de diversas frutas propias de la zona y la popular guayusa, una infusión de estas hojas naturales.
Para descansar existen hoteles de todo precio y nivel. Las opciones que ofrece la estadía en la ciudad y el viaje de regreso ameritan un relato separado. Desarrollaremos ambos temas en una segunda entrega, la próxima semana.