La producción de ‘barchettas’ (autos de competencia de dos plazas) no fue exclusiva de los grandes fabricantes a escala mundial durante los años cincuenta, en Italia. Y es que más de un centenar de pequeñas empresas artesanales se dedicaron a esta actividad.
La mayoría de las firmas produjo pocas unidades de estos vehículos, pues estaban destinadas al mercado deportivo. El estilo que imprimían los constructores en sus automóviles era sencillo, pues, lo que buscaban era reducir el peso y mejorar el rendimiento sobre las pistas del mundo.
La mayoría de estas empresas apareció tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Al principio tomaron como base las mecánicas que había disponibles en aquel momento y las montaron en chasises tubulares para luego vestirlas con carrocerías de aluminio. De esta forma empezaron a multiplicarse los interesados en crear este tipo de vehículos.
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Uno de estos productores fue Officine Ermini Firenze, que fabricó una veintena de autos en sus instalaciones de Florencia, entre 1948 y 1956. La compañía fue fundada por Pasquale ‘Pasquino’ Ermini y cada uno de sus vehículos fue manufacturado detalladamente según las especificaciones técnicas que cada uno de los clientes dio.
Fiat jugó un papel importante en la creación de estos automóviles, pues sus desarrollos mecánicos sirvieron como referencia para los emergentes constructores. Ermini montaba un motor de Fiat 1100 con culatas propias y doble árbol de levas que producía 94 HP a las 6 000 rpm.
Pero después de ocho años de servicio, la marca detuvo su producción debido al delicado estado de salud de su fundador. No obstante, para sorpresa de muchos, Ermini reapareció en el último Salón de Ginebra y presentó un biplaza al estilo de los que se fabricaban antes en Italia, denominado Seiottosei. En esta ocasión, este superdeportivo está equipado con un motor Renault de 2 litros turbo de 320 HP.
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El nombre de este modelo hace referencia a su peso, un total de 686 kilos. Su chasís fue elaborado en carbono y la carrocería, diseñada por Giulio Cappellini, en aluminio. La limitada cilindrada del propulsor es clave a la hora de reducir su peso al máximo.
En el habitáculo se puede encontrar solamente lo imprescindible para conducir como el volante, los tres pedales y una palanca de cambios. Además de la pantalla multifunción que hace las veces de cuadro de instrumentos. El objetivo de todo esto fue minimizar el peso y hacer de este vehículo muy rápido.
Fuente: www.coches.net