Aunque en ocasiones no se le presta la debida atención, el buen estado del sistema eléctrico garantiza que muchos de los componentes del vehículo funcionen correctamente.
Por eso es recomendable que un técnico especializado efectúe un chequeo periódico de la batería y del alternador, por ser dos elementos básicos del sistema.
Exceptuando aquellas que vienen selladas y que no requieren mantenimiento durante toda su vida útil, las baterías requieren la revisión (y si fuera necesario relleno)del líquido (agua destilada) una vez cada tres meses.
Si esto no se cumple, el resecamiento de los depósitos puede reducir drásticamente su durabilidad, que en condiciones normales oscila entre tres y cuatro años.
Asimismo, es conveniente dar un mantenimiento preventivo al alternador y al motor de arranque, para evitar eventuales sorpresas por fallos inesperados.
También es importante revisar el estado de los cables, en especial los de las bujías, ya que después de un determinado kilometraje o tiempo de uso empiezan a perder eficacia en la transmisión de la corriente, causando pérdida de potencia en el vehículo.
Sin necesidad de acudir al taller, el propio usuario puede verificar el estado de funcionamiento de las luces. En el correcto funcionamiento de todas podría radicar la diferencia entre emprender un viaje seguro y correr el riesgo permanente de sufrir un accidente de tránsito por falta de visibilidad.
[[OBJECT]]