LA DEPORTIVIDAD la encarnó un Ferrari

En relación con el resto de la gama 250 GTO, el 330 LM tiene pequeñas diferencias estéticas y un motor más potente.

En relación con el resto de la gama 250 GTO, el 330 LM tiene pequeñas diferencias estéticas y un motor más potente.

En 1962, Ferrari decidió equipar con un motor de 4,0 litros a dos de sus modelos deportivos orientados a carreras de resistencia de larga duración. Los primeros receptores de estos propulsores fueron un prototipo basado en un Testa Rossa de 1960, identificado con chasís número 0780 y otro creado sobre el chasís alargado de un 400 Superamerica, con número 3765.

Posteriormente, ambos recibieron la denominación 330LM, en alusión a su participación en las 24 Horas de Le Mans.

Este último auto, que forma parte de los 39 ejemplares del 250 GTO, tuvo un debut impresionante en los 1 000 Kilómetros de Nurburgring de 1962, pues terminó segundo en la clasificación general bajo el mando del inglés Mike Parkes y el belga Willy Mairesse.

Alentado por los resultados de esta prueba, Ferrari inscribió a ambos autos en la cita de Le Mans de ese año, no sin antes realizar algunas modificaciones mecánicas a los bólidos con el fin de que resistieran la exigencia de una competencia tan extensa.

Ya en la prueba, el belga Olivier Gendebien y el británico Phil Hill, a bordo del 0808, ganaron la prueba en la categoría general. Parkes y el italiano Lorenzo Baldini, por su parte, en el 3765, debieron retirarse en la sexta hora de carrera debido a un sobrecalentamiento.

En sus 50 años, este auto pasó por varias manos y sufrió muchas modificaciones. En su última restauración, su actual propietario lo devolvió a su configuración original.

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