Más de 100 marcas chinas tratan de conquistar con 500 modelos a los millones de conductores del gigante asiático. Por eso, en la Feria del Automóvil de Pekín, los constructores locales se esforzaron por llamar la atención con prototipos estrafalarios, vehículos extravagantes y numerosas copias o inspiraciones de exitosos modelos extranjeros.
Así, se encontraron muchos modelos pequeños que son un calco del Smart, vehículos que recuerdan al BMW X1 o camionetas como el Hummer. A veces, el estilo es ecléctico: la firma Geely ha cruzado en el GX5 el viejo Jeep Commander con el Skoda Yeti, y en el Hawtai se encuentra un todoterreno con la silueta del Porsche Cayenne y la parrilla de un Jaguar.
En su afán por copiar, a los chinos ni siquiera les frenan las alianzas que firman con socios de otros países. La marca Venucia, que fabrica en China los vehículos de Nissan, última una versión retocada del eléctrico Nissan Leaf.
BAIC, socio de Mercedes, ofrece un Clase E muy bien copiado, además de otras dos berlinas que se parecen sospechosamente al Saab y al Mercedes C50E. No queda ahí: la berlina de alta gama C80K parece por detrás un Bentley y por delante es exactamente igual que el prototipo Universe de Volvo que se presentó en China solo para el mercado de dicho país en el 2011.
La firma MG, recientemente vendida a China, trabaja en el modelo Icon, basado en autos de la propia historia de la marca: el pequeño SUV coupé tiene el morro renovado del deportivo MGB y la trasera reinterpretada del MGB GT.
No solo hay copias y plagios en Pekín, sino que también se pueden ver prototipos sin influencia de occidente. Un ejemplo de ellos es el modelo de más de siete metros de largo L9 de la renacida marca de lujo Bandera Roja, que recuerda a las limusinas que en los años 60 llevaban a los jerarcas del Partido Comunista en sus desfiles.
El McCar de Geely o el E-Linker de Trumpchi evidencian la gracia que pueden tener los coches pequeños chinos. Chery desea mostrar cómo evitar los atascos dentro de unos años con el @Ant: el pequeño coche eléctrico, cuyo nombre en inglés significa hormiga, permite que se enganchen varios vehículos iguales para formar un convoy que aproveche todo el espacio libre de la carretera.
Pero los fabricantes chinos no ofrecen solo curiosidades y copias, sino también modelos producidos en serie que serían adecuados para las calles de todo el mundo. Los primeros SUV chinos podrían plantar cara al Volkswagen Tiguan o el Ford Kuga. Además, hay un ‘boom’ por los vehículos del segmento medio, ya que el Gobierno chino quiere dejar de importar la mayoría de los 900 000 autos oficiales para ministerios y funcionarios. Por ello, Hongqi o Roewe han presentado novedades en la clase de 5 metros de largo.
El automóvil chino más interesante de la feria es un Denza. El auto eléctrico azul aún no tiene nombre, pero sí padres famosos. El vehículo emplea componentes técnicos del Mercedes Clase B y rasgos de los diseñadores alemanes, ya que la marca china Denza, fundada para la venta de autos eléctricos, nació de una cooperación ente BYD y Daimler. En el 2013 el coche se pondrá a la venta en el país, pero no se exportará.
El Denza es solo uno de los muchos vehículos eléctricos que se pudieron ver en la feria de Pekín. Los chinos mantienen viva la revolución eléctrica por exigencias del Gobierno, que para el 2015 quiere ver medio millón de automóviles con batería en las calles.
Pero él camino aún es largo. En las dos horas de viaje desde el recinto ferial a la ciudad, con constantes y contaminantes atascos, apenas se ven autos eléctricos.
Prototipos irreales, copias y tecnología que está lejos de llegar hasta donde se prometía: ¿es ridícula la industria automotriz china? “No se puede subestimar a los chinos”, dice, por ejemplo, el miembro del consejo directivo de Volkswagen Hans Demant. “Necesitan su tiempo, pero también aquí hay suficiente gente que sabe cómo construir un buen vehículo”.
Fuente: DPA