Los vehículos han cumplido un papel fundamental en la historia de la humanidad. Desde su creación, han servido para alcanzar distintos objetivos como el transporte de personas, alimentos, mercadería y mucho más.
Pero uno de los roles más importantes ha sido el trasladar al Papa de turno en la Iglesia Católica en sus giras locales por el Vaticano o alrededor del mundo.
Uno de los primeros automotores que sirvió a esta causa fue el Mercedes Nürburg 460, utilizado por el papa Pío XI. Este vehículo fue entregado a su Santidad en 1930 pero solamente fue utilizado para dar uno que otro paseo por los jardines del Vaticano.
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En el interior se destacaba una tapicería en seda de color púrpura y un lujoso trono giratorio. El auto fue restaurado en los años 80 y todavía pertenece a la Santa Sede. Otro de los automotores papales recordados, tras la Segunda Guerra Mundial, fue el Mercedes 300 d, al servicio de Juan XXIII.
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En 1965, durante la era de Pablo VI, el papamóvil 300 d fue sustituido por una versión especial del Mercedes 600. Siete años después, se cambió este modelo por el 300 SEL, que incorporaba una carrocería especial para los jefes de Estado.
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A principios de los años 70, Fiat entregó uno de sus modelos al Vaticano, el Campagnola, para que cumpliera la tarea de papamóvil. Este auto fue usado por el reconocido Juan Pablo II, quien a lo largo de los años cambió a otros vehículos blindados de la firma Mercedes por su seguridad.
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A diferencia del resto de papas, el actual sumo pontífice, Francisco, utiliza automóviles más humildes, como el Renault 4, acorde con sus ideales.
Fuente: www.autobild.es