Cuando las lluvias se presentan después de una temporada de estiaje más o menos prolongada, deben extremarse las precauciones al momento de conducir. Esto implica, entre otras cosas, reducir la velocidad de circulación, no realizar maniobras bruscas y hacer lo posible para ver y ser vistos por los otros conductores.
Y si vamos un poco más allá, también es imprescindible mantener las llantas en buen estado para que el labrado despeje el agua de manera adecuada, verificar que el sistema de frenos funcione con eficacia, comprobar el buen funcionamiento de todas las luces y de las plumas limpiaparabrisas.
Hace una semana un fuerte aguacero sorprendió a los habitantes de Quito y sus alrededores, así como a quienes regresaban a la ciudad desde diferentes puntos del país con la conclusión de los días de descanso de fin de año. Además de que la mezcla entre agua y la fina capa de tierra que queda sobre el asfalto durante la época de sequía es sumamente resbaladiza, mucha gente suele descuidar la revisión de los aspectos antes citados cuando las lluvias se alejan por un tiempo. Vale la pena tomar en cuenta, además, que se anuncia un invierno fuerte por la llegada del fenómeno de El Niño.