Industria mundial vanguardista
La historia de la industria automovilística ha estado marcada por el cambio, la innovación y la experimentación constantes. Desde un inicio, los fabricantes apostaron por producir vehículos que fueran asequibles, que tuvieran un mejor desempeño y que cumplieran con los gustos y exigencias de los usuarios.
En este afán por expandirse y dominar más mercados, las firmas mejoraron notablemente sus procesos de trabajo y le destinaron mucho dinero a la investigación y experimentación de nuevas tecnologías, tanto para incorporarlas en los modelos como para optimizar los procesos de producción.
Es así que con el pasar de los años y con el crecimiento del parque automotor mundial, las fábricas empezaron a perder su carácter de creadores para pasar a una era en la que la tecnología y la maquinaria ‘inteligente’ domina la producción de automotores.
En las fábricas de antes se evidenciaba la mano de obra del personal calificado en cada uno de los procesos de producción de un vehículo.
En la actualidad, en las nuevas ‘fábricas’ se llevan a acabo, mayoritariamente, procedimientos de ensamblaje de los automotores y no de producción. Esto obedece a que las marcas tienen empresas aliadas que les proveen de las piezas que necesitan para armar los modelos que lanzan al mercado.
Este hecho también se ha visto reforzado por la robotización de las líneas de manufactura, que a la vez facilitan las operaciones de las empresas y reducen los costos de trabajo en las mismas.
Si bien esto puede verse reflejado en el valor de ciertos modelos, también es claro que muchas personas seguirán perdiendo sus lugares de trabajo a favor de una industria más efectiva, moderna.