Camiones. Foto: Archivo/Carburando
A diferencia de los vehículos livianos de pasajeros, el mercado de vehículos pesados con motores de altas cilindradas ha sido tradicionalmente muy conservador respecto a la adopción de nuevas tecnologías de propulsión.
Esto, debido a que resultaba difícil igualar las cifras de torque y potencia que entregan los motores de diésel actuales con fuentes de energía alternativas, además de que la iniciativa era muy costosa.
No obstante, varios fabricantes decidieron experimentar con la solución más lógica en el camino hacia el encuentro de combustibles más limpios: la hibridación.
La japonesa Hino, la holandesa DAF y la sueca Volvo son algunas de las marcas que mayor éxito han logrado en ese campo, y que ya comercializan con éxito modelos de esas características en algunos mercados del mundo.
Los resultados obtenidos son alentadores tanto para los constructores como para los clientes: los vehículos presentan una reducción en el consumo de combustible y en las emisiones contaminantes, que oscilan entre el 20 y el 40%, según las condiciones de operación, a pesar del peso de las baterías que alimentan los motores eléctricos.
A pesar de estas cifras, los fabricantes nadan contra la corriente de la tradición. Estudios en EE. UU. dan cuenta de que hasta el 2020 apenas se habrán vendido 350 000 camiones híbridos en todo el mundo, frente a los varios millones de autos livianos con esa mecánica.
Pero los avances tecnológicos de los vehículos pesados no se limitan a la motorización. La comodidad y la ergonomía interiores son otros aspectos que registran grandes avances en los modelos modernos, lo cual representa un gran beneficio para los operadores.