El adecuado flujo de la energía es clave para la fiabilidad de los autos modernos y sofisticados
En los vehículos modernos la electricidad y la electrónica tienen un papel preponderante, pues han mejorado notablemente la precisión y la fiabilidad de ciertos sistemas o han reemplazado a otros que antes eran completamente mecánicos.
Y precisamente por ser tan importantes para el normal funcionamiento de un vehículo, los fabricantes se han preocupado de “blindar” sus componentes para evitar las molestas complicaciones que podría traer un desperfecto tal como un cable circuitado o un simple fusible quemado.
Hasta hace algunos años, el mantenimiento del sistema eléctrico automotor implicaba desarmar ciertas piezas para limpiarlas, además de revisar el estado de los cables, para de esa manera asegurar un flujo adecuado de la energía.
En la actualidad, el mantenimiento preventivo del sistema eléctrico prácticamente se limita a revisar que la batería tenga los niveles adecuados de agua destilada, que actúa como refrigerante, y a mantener ciertos contactos libres de sulfatación con la ayuda de sustancias limpiadoras.
El adecuado flujo de la energía es clave para la fiabilidad de los autos modernos y sofisticados
El propio sistema eléctrico de los vehículos modernos cuenta con alertas visuales que se presentan en el tablero de instrumentos, sobre posibles anomalías que el vehículo podría presentar y que requieren la atención de un técnico.
Por otro lado, los sistemas de diagnóstico electrónico permiten identificar fácilmente un desperfecto en esa área, para darle la atención necesaria.
No obstante, como cualquier otra pieza del vehículo, los componentes eléctricos y electrónicos tienen un período de vida útil determinado. Cuando este concluye, focos, sensores, pequeños motores, botones accionadores, etc., deben ser reemplazados.