Hola, amigos viajeros. Esta vez les invito a disfrutar del mar, la playa, el sol, la buena comida y el avistamiento de animales y aves marinas en su estado silvestre: vamos a visitar el balneario de Playas (General Villamil), Puerto El Morro, y la tan interesante, por su gran tamaño, isla Puná. Todos estos sitios ubicados en el Golfo de Guayaquil.
Desde muy joven siempre tuve la curiosidad de conocer esta isla, que en nuestros mapas se ve muy grande. Al estar tan cerca de la ciudad de Guayaquil parecería no muy complicado acceder a ella. Pues ahora la conocí, y valió la pena.
Para quienes vivimos en Quito, o en cualquier otra ciudad de la Sierra, lo primero que tenemos que hacer es llegar a Guayaquil, y para ello disponemos de diversas alternativas de carreteras en muy buen estado. En cualquier poblado que crucemos en nuestra ruta se puede aprovechar para disfrutar de la sabrosa gastronomía que ofrece.
Viajamos hacia allá en la madrugada y, muy cerca de Nobol, el sol nos regaló un amanecer espectacular. Una vez en la ciudad más grande del Ecuador, y si disponemos de tiempo, podemos conocer algunas de las opciones turísticas que nos ofrece, para luego trasladarnos hacia nuestro destino.
Para conocer Puná existen dos opciones; la primera es tomar una de las lanchas tipo bus que parten desde el embarcadero, que queda junto al mercado Caraguay, que por un precio módico nos llevan hasta la población de Puná, capital de la isla homónima.
La lancha nos deja ahí, ya que regresa inmediatamente a Guayaquil cargada de gente y mercaderías, y volverá a la isla al día siguiente. Por tanto, esta opción nos obliga a pasar la noche en el poblado.
La otra alternativa es más fácil y nos permite, si así lo deseamos, regresar el mismo día al continente. Tomamos la vía a la Costa, que une la Perla del Pacífico con Salinas, y en Progreso tomamos la carretera E489, que nos conduce a Playas (General Villamil).
Desde ahí continuaremos hasta Puerto El Morro y luego a Posorja, una pequeña población de pescadores que está unos cuantos kilómetros más adelante, en dirección sur-oriente, donde unas ligeras lanchas de fibra de vidrio nos trasladarán a la Isla Puná, cruzando el canal que permite la circulación de barcos de gran calado que llegan al Puerto Marítimo de Guayaquil.
Como lo que nos interesa en este viaje es disfrutar del sol, de la playa y del mar, recomiendo hacer una parada en el balneario de Playas, donde toda la infraestructura para atender a los miles de turistas que llegan cada fin de semana ha mejorado notablemente.
La playa luce hermosa y bien acondicionada. Incluso se han colocado baños y duchas portátiles para brindar comodidad al visitante.
Luego de disfrutar de la playa llega el momento de una buena comida, y para eso hay muchas opciones. Además de tantos restaurantes en los que se pueden escoger entre los más diversos frutos del mar, conocí dos sitios donde la especialidad son las ostras.
Ahí las ofrecen al ajillo, gratinadas con queso parmesano, en cebiche, fritas, etc. Uno se llama La Feria de las Ostras y el otro es La Plaza de las Ostras. En ambos lugares hay parqueaderos amplios para los vehículos.
Los platos se sirven con tomate y pepinillo en rodajas y acompañados de arroz blanco. Es un verdadero deleite para todos los sentidos. Otra de las especialidades de estos locales son las cazuelas de mariscos que, humeantes y llamativas, están a la vista del comensal, sobre parrillas y brasas.
No obstante, en los alrededores hay varios restaurantes más pequeños que presentan prácticamente las mismas opciones, que varían solamente en la sazón.
Dejamos Playas y nos esperan dos destinos inmediatos: Puerto El Morro y Posorja. Por ahora, vamos primero a Puerto el Morro. La ruta es corta, aunque no está en su mejor estado.
En el trayecto, todo es seco, típico de la península de Santa Elena, sin embargo, hermosas flores se dan modos para lucir sus encantos en ese medio hostil.
Ya en la pequeña población de nuestro destino, se destacan la limpieza y el orden general. Hay algunas oficinas de turismo que ofertan viajes y paseos con varias alternativas de distracción, entre ellas, el avistamiento de aves y delfines en su hábitat natural. Nosotros utilizamos los servicios de Ecuamorro Tours, donde nos atendieron bien y por un valor muy razonable.
Aquí les dejo hoy. En nuestra siguiente entrega les contaré detalles sobre el tour y el avistamiento de delfines y aves, así como la llegada a la isla Puná para disfrutar de sus encantos.
Estos recorridos que tengo la oportunidad de relatar no hubieran sido posibles sin contar con la fiabilidad, seguridad, comodidad y economía de los tres vehículos que nos han movilizado: una Chevrolet D-Max 4×4 3,0 turbo-diésel, un Great Wall Haval H5 2,5 turbo-diésel, y un Chevrolet Aveo Activo 1,6.
Todos han demostrado un desempeño impecable en las diferentes rutas del país y del extranjero por las que les ha tocado circular. Hasta la próxima.