Algunos objetos requieren de un vehículo cerrado. Ahí se destacan las van.
Cuando el transporte de personas y mercaderías tiene requerimientos específicos las van constituyen una alternativa digna de considerar, pues son vehículos creados para cumplir tareas puntuales.
En el primer caso, resultan ideales para recorridos escolares, empresariales o turísticos con grupos pequeños o medianos, según el modelo, pues sus costos operativos son menores que los de una buseta o un bus.
En el caso de la carga, las van son especialmente útiles para labores de reparto urbano en las que las camionetas no son la mejor opción, pues la naturaleza frágil de ciertos artículos amerita que sean trasladados en vehículos cerrados.
También son más prácticas en los casos en los que el conductor debe abandonar el vehículo por momentos para realizar entregas, recibir pedidos, etc., pues la mercadería queda segura dentro del vehículo.
Los avances de la industria automovilística también han llegado a este importante segmento. Tal es así que existen modelos de furgonetas impulsados con motores eléctricos que ya circulan por las calles de algunas grandes urbes (los taxis Nissan e-NV200 de Nueva York son un ejemplo), y hasta prototipos híbridos como el Iveco Vision que plantean soluciones tanto mecánicas como de configuración interior.
La intención de los diferentes fabricantes es similar: demostrar que los vehículos comerciales también pueden ser eficientes y contribuir a la conservación del medioambiente.