El mayor flujo vehicular que se registra en las vías del país cada vez que hay un feriado nacional, por el desplazamiento de personas hacia los diferentes destinos turísticos, suele implicar un inminente aumento de los accidentes de tránsito.
El Centro de Operaciones de Emergencia del Distrito Metropolitano de Quito (COE) informó que, solo en la capital y sus alrededores, durante el viernes, sábado y domingo de la semana pasada se registraron 131 eventualidades que dejaron un saldo de tres personas fallecidas y 66 heridas.
Si bien es cierto que medidas como los sistemas de fotomultas y la instalación de radares en vías periféricas y carreteras han contribuido a reducir la velocidad de circulación, nunca faltan quienes, apurados por llegar a sus destinos, no tienen problema en irrespetar las filas, invadir el carril contrario, rebasar en curvas y realizar toda clase de maniobras arriesgadas en la ruta, poniendo en serio peligro la integridad de muchas personas.
Mientras haya conductores que actúen de esa manera en las vías, los balances de cada feriado seguirán siendo trágicos. Y cuando la autorreflexión no es suficiente o simplemente no existe, no queda más remedio que endurecer la Ley y sus castigos.