Conducción en feriado

Los feriados son una buena oportunidad para salir de la ciudad y desplazarse hacia distintos puntos del país para hacer turismo interno. Pero ello también implica que la cantidad de vehículos en circulación en las carreteras aumente considerablemente.

Ese hecho, por sí solo, debería obligar a los conductores a extremar las precauciones al volante. Con más razón si la temporada invernal pone sobre el asfalto el agua proveniente de la lluvia o hasta del desbordamiento de algunos ríos.

En las vías urbanas y periféricas no suelen faltar quienes efectúan toda clase de maniobras riesgosas para ir pasando autos y ganando lugares en el tráfico. Si el hecho de ir con retraso a un determinado lugar no justifica un manejo temerario (los demás conductores no tienen la culpa de que otro haya salido tarde), menos aún si se trata de un viaje de placer, donde, por el contrario, los viajeros pueden tomarse las cosas con más calma, disfrutar los paisajes y cuidar su integridad.

Es un deseo inconsciente que el paseo de feriado sea agradable, entretenido, descansado, etc. Pero la conducción debe ser un acto muy consciente, para no repetir los peores vicios de la cotidianidad en el peor escenario posible.

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