Sara Palacios nadó el Canal de la Mancha en 12 horas y 58 minutos

Sara Palacios cruzó el Canal de la Mancha, entre Inglaterra y Francia. Foto: Archivo particular

Sara Palacios cruzó el Canal de la Mancha, entre Inglaterra y Francia. Foto: Archivo particular

Sara Palacios cruzó el Canal de la Mancha, entre Inglaterra y Francia. Foto: Archivo particular

‘Fue difícil nadar contra la marea, las corrientes estuvieron muy fuertes, pero viví una experiencia increíble. Estoy feliz, satisfecha tras cumplir el reto para el que me entrené por un año”, relató desde Dover, en Inglaterra, Sara Palacios o Sara de Mar, como bautizó a su página de Facebook.

El jueves 12 de julio completó los 33 kilómetros del Canal de la Mancha para convertirse en la primera ecuatoriana en lograr esta hazaña, y la décima en Latinoamérica. Aún agotada por el esfuerzo de 12 horas y 58 minutos de travesía a nado, se dio tiempo para relatar su hazaña, que la disfrutó junto a su esposo Diego y a sus padres, Santiago y Sandra. “Ellos se transformaron en el motor anímico. Me acompañaron desde la barca que me guió desde Inglaterra a Francia. Sus palabras y mensajes me empujaron cuando el cansancio aquejaba”.

El miércoles 11 de julio, a las 23:00 de Inglaterra (18:00 en Ecuador) comenzó la travesía. “Nadé cinco horas a oscuras, fue difícil, pero el agua estaba a una temperatura moderada (16 grados centígrados). Se complicó en la mañana porque nunca salió el sol. La temperatura bajó. Afortunadamente me había entrenado en Quito y en el Pacífico, en la costa de Lima (Perú) así que el cuerpo se acostumbró rápido al frío”.

Pero su mayor esfuerzo tuvo que exhibirlo en las tres horas finales de la travesía. “Después de 9 horas de nadar y nadar, al fin miré la costa, pero se me hizo interminable ese tramo. Me encontré con una fuerte marea que me halaba hacia afuera. Luché por tres horas contra la corriente para llegar a la playa de Calais (Francia)”.

No tuvo problemas de mareos o vómito, y en ningún momento tuvo algún apremio que le hiciera pensar en abandonar su hazaña. “Desde la Vikinga (el barco guía), en una pizarra de tinta líquida, me escribía palabras de aliento. ‘Valor’, ‘calma’, ‘falta poco’. Con un megáfono, que trajimos desde Quito, mi esposo me decía, “entrenaste para este momento, dale todo”. Dijo que sintió gran motivación verlos allí, en el borde de la embarcación, mirándola y alentándola.

Sara Palacios durante el cruce al Canal de la Mancha en el Atlántico. Foto: Cortesía

Los minutos finales de la travesía los relató con mucha alegría, soltó varias carcajadas y también su voz se entrecortó porque la emoción la ahogó. “Después de 12 horas y 58 minutos que el cuerpo está suspendido en el agua, llegar a la playa te provoca una sensación de alivio, pero al intentar ponerme de pie y salir corriendo no pude hacerlo por el mareo, tropecé. Fue divertido intentar mantener la compostura, porque el cronómetro del juez solo para cuando estás fuera del mar, completamente”.

Lo había logrado. “La Vikinga me acompañó hasta 300 metros de la playa, Diego y mis papás se quedaron allí. Yo, luego de llegar a la playa y tener la calificación del juez, fui en un bote al encuentro con ellos. Nos dimos un fuerte abrazo donde el llanto no faltó. Hubo muchas sensaciones juntas”.
Sara Palacios, de 32 años,  emprenderá mañana (14 de julio del 2018) el retorno a Quito para abrazar a su hija Manuela, “y para confirmar mi siguiente travesía”.

Cruzar el Canal de la Mancha forma parte de su proyecto Siete Mares. El primer escalón ya lo subió, el próximo podría ser el de Santa Catalina en Estados Unidos o el Peñón de Gibraltar, entre España y Marruecos.
“El Canal de la Mancha se portó muy bien conmigo, tenía miedo al lanzarme a un mar desconocido. Es un mar de respeto. Lo voy a llevar siempre en mi corazón”. Nadó a un promedio de 48 brazadas por minuto. “En el inicio nadé muy rápido, bajé el ritmo en la parte final, pero el promedio fue de 3 kilómetros por hora”.

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