Por lo general, cuando los fabricantes de autos y motos desarrollan un nuevo vehículo, el primero que presentan al público suele ser el modelo base, sobre el cual posteriormente se hacen variantes mecánicamente potenciadas y mejor equipadas.
El caso de la Harley Davidson Breakout fue inverso. Hace casi un año, el constructor estadounidense develó la Breakout CVO, una moto exclusiva creada por su división de alto desempeño Custom Vehicle Operations, de la cual tomaba las siglas que acompañan a su denominación.
Si bien el modelo fue aclamado por los seguidores de la marca, su prohibitivo precio de casi USD 30 000 hacía que solo un reducido número de afortunados estuviera en condiciones de adquirirla.
Para complacer a otros entusiastas menos adinerados, Harley Davidson decidió crear una variante menos sofisticada y ligeramente más asequible de la Breakout, que reduce en alrededor de USD 12 000 su precio inicial.
A primera vista, esta ‘softail’ (una custom con los amortiguadores traseros ocultos) se destaca por su imponente presencia y por detalles tales como el manillar ancho y plano, la enorme rueda posterior y los múltiples elementos cromados.
La ergonomía de la Breakout obliga al conductor a ir con los brazos y piernas estirados, por lo cual no es la moto más apropiada para recorrer largas distancias. Además, la baja altura del chasís obliga a tomar las curvas con cuidado, pues al inclinar demasiado la moto los estribos rozan el asfalto.
El propulsor bicilíndrico en V que impulsa a la Breakout, con una capacidad de 1 690 cm³, desarrolla 73 caballos de potencia y 127 Nm de torque. Estas cifras se transmiten a la rueda trasera mediante una caja de seis velocidades que se destaca por ser precisa, suave y silenciosa.
A diferencia de otras motos en las que el freno delantero es en el que recae el mayor porcentaje de la frenada, la Breakout requiere una acción equilibrada en ambos para detener el ímpetu de sus 322 kilos.
Fuente: ridermagazine.com