Brasil, el mejor equipo

La capitana de Brasil, la defensa Bruna Benítez (3) levanta el trofeo de la Copa América y recibe el aplauso de los directivos, entre ellos, Luis Chiriboga de la Federación Ecuatoriana.Foto: Eduardo Terán/ El Comercio.

La capitana de Brasil, la defensa Bruna Benítez (3) levanta el trofeo de la Copa América y recibe el aplauso de los directivos, entre ellos, Luis Chiriboga de la Federación Ecuatoriana.Foto: Eduardo Terán/ El Comercio.

La capitana de Brasil, la defensa Bruna Benítez (3) levanta el trofeo de la Copa América y recibe el aplauso de los directivos, entre ellos, Luis Chiriboga de la Federación Ecuatoriana.Foto: Eduardo Terán/ El Comercio.

A la mayoría de las jugadoras brasileñas no le gusta las flores. Cuando bajaron del palco, luego de coronarse campeonas de la Copa América y recibir sus medallas, algunas intentaron deshacerse del ramo de flores ecuatorianas que entregó la organización durante la premiación.

Las futbolistas solo posaron con las flores en el momento de levantar la copa. Luego, regalaban los paquetes a las pasabolas, al personal administrativo que acompañaba al equipo o simplemente las dejaban en el suelo del estadio Atahualpa.

Al equipo no le gustaban las flores, pero se merece todos los ramos y elogios por su actuación en la Copa América. Brasil no tuvo rival a su altura, despachó a todas y logró indicadores altísimos de rendimiento: ganó cinco partidos, empató uno (el de ayer con Colombia 0-0) y solo cayó una vez.

En el certamen, Brasil anotó 22 goles en siete juegos (en promedio castigó tres veces a los arcos rivales por juego) y su guardameta Andrea solo recibió tres tantos en la Copa. Ninguno de ellos llegó en la fase final, en donde las selecciones de Argentina y Ecuador recibieron goleadas (seis tantos las argentinas y cuatro, el equipo tricolor).

Ayer, Brasil solo precisaba un empate para coronarse campeón de la Copa. Y no hay nada peor para el espectáculo que un equipo solo precise de un punto para lograr el gran objetivo. Las 7 000 personas que asistieron al Atahualpa se privaron de ver el espectáculo de las brasileñas, que en el primer tiempo sufrieron con la presión alta que le aplicó Colombia y en el segundo, sabiendo que el empate era un buen negocio, decidieron conservar el balón, realizar pases laterales lejos del arco de la colombiana Sandra Sepúlveda dejando correr los minutos hasta que llegue el final.

En el mediocampo, Formiga Maciel volvió a ser la organizadora del juego, la encargada de marcar los tiempos del juego. Su liderazgo es evidente en el juego pero también en los festejos. “Dedicamos este triunfo a todo el pueblo brasileño, pero sobre todo a nuestras familias, que siempre nos apoyaron a la distancia”, decía con el rostro serio, mientras avanzaba hacia la tribuna principal para recibir su medalla.

Formiga quería recibir su presea y arengaba a sus compañeras a no distraerse y subir las escalinatas del escenario. Tras suyo, todo era un jolgorio: Darlene avanzaba colgada en la espalda de Andresa, mientras entonaban el himno futbolero que los hinchas cantan para apoyar al ‘Scracht’: “Eu sou brasileiro, com muito orgulho, com muito amor” (soy brasileño con mucho orgullo, con mucho amor).

La fila de la alegría se dirigía al palco de honor donde esperaban, entre otros, Luis Chiriboga de la FEF; Hildo Néjar y Luis Bedoya, dirigentes de Brasil y Colombia, en ese orden.

Tayla, la defensora brasileña que llevaba el número 14, decidió llevar su cámara Go Pro para documentar el momento de gloria. En la postal de la victoria, ella aparece radiante, sin el ramo de flores, con la medalla en el pecho y con su cámara sostenida por un monopié apuntándole a la cara.

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