Jecson Preciado (derecha), formador de boxeadores en la Isla Trinitaria, es uno de los protagonistas del documental. Foto: Cortesía Andrés novillo
El gimnasio Trinobox está cerrado desde marzo 2020. Los implementos, sacos y guantes permanecen almacenados debido a la emergencia sanitaria, que resultó el ser rival más peligroso para Jecson ‘El Destructor’ Preciado y sus estudiantes.
El inmueble, en la Isla Trinitaria, suroeste de Guayaquil, diariamente acogía a 80 menores de edad de escasos recursos, que se entrenaban para luego conformar las selecciones de Guayas y las nacionales.
La emergencia sanitaria del covid-19 obligó a que el exboxeador y sus alumnos cancelaran las prácticas en el gimnasio, se refugiaran en sus viviendas y esperaran ayuda humanitaria de organismos públicos y privados.
Muchas de las familias de los menores trabajan en el comercio informal diario y sus ingresos se vieron mermados por las medidas de aislamiento.
Preciado ha impulsado este proyecto también para evitar que los jóvenes deambulen por las calles y evitar que se integren a las pandillas.
Reclama que para ese sector la ayuda que llega es mínima. Debido a la dificultad de acceso, las donaciones se quedan en las calles principales y son pocos los víveres que se reparten en los callejones. “Hay familias que no tienen ni para cocinar arroz. Yo pido ayuda para ellos, los barrios bajos son peligrosos”, afirma con preocupación el entrenador.
Son incontables las historias que tiene, de familias de su barrio en estado extremo de necesidad. Lo mismo de sus estudiantes, a quienes ha tratado de ayudar gestionando con sus amigos y conocidos.
La semana pasada (del 4 al 8 de mayo del 2020) contactó a un periodista guayaquileño, quien lo direccionó a una fundación para que lo ayudasen con donaciones de alimentos.
“Me llamaron de la fundación y me pidieron que les dé un listado de 30 chicos, pero yo tengo 80 alumnos. Por suerte pude conseguir y también logré ayudar a unas madres solteras de mi barrio”, reveló.
Preciado cuenta con una ayuda salarial de parte de la Secretaría del Deporte, lo que le sirve para afrontar la emergencia. Tiene además una tarjeta de crédito con cupo limitado, que le ayudó a comprar víveres en un supermercado.
“Ya me quedé sin cupo, estoy pensando en cómo voy a pagar”, contó el hombre, que también daba clases a domicilio en Samborondón, las cuales tuvo que suspender por las dificultades de movilización.
Preciado y sus estudiantes, que tomaron notoriedad debido a la película ‘Siguiente Round’, viven en condiciones precarias, en casas de construcción mixta. El domicilio del entrenador fue remodelado años atrás, gracias a las donaciones que recibió de los auspiciantes del documental.
Además de sus estudiantes, Preciado está preocupado por sus cuatro hijos (de entre 4 y 16 años). “No pido ayuda para mí, sino para mis estudiantes y mis niños. He conversado con autoridades y espero que pronto vengan”, aseguró.
El entrenador espera que las condiciones de la pandemia mejoren para regresar al gimnasio. Los deportistas están ansiosos por entrenarse. Muchos de ellos se preparaban para participar en los Juegos Nacionales 2020.
Preciado también se ha dado tiempo para entrenar en la cuarentena, con los jóvenes que son sus vecinos, en un parque que está frente a su domicilio, en la Cooperativa Mélida Toral, en la Trinitaria, en el suroeste de Guayaquil. Les dedica dos o tres horas por sesión, pero lo suele hacer con dos y tres alumnos por clase. Cuando hay más, los entrena en el patio de su casa.
“Los deportistas no pueden detenerse, peor estos chicos. Vivimos en barrios bravos y si te descuidas ellos pueden volver a las calles. Con la práctica se alejan de vicios, tratamos de cuidarlos”, finaliza el expúgil.