Erick Bone se abrió paso en EE.UU. y es 75 en el mundo

El manabita Erick Bone se ejercitó ayer en un gimnasio, en el norte de Quito. Hace una semana está en el país, está entrenándose para un combate. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El manabita Erick Bone se ejercitó ayer en un gimnasio, en el norte de Quito. Hace una semana está en el país, está entrenándose para un combate. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El manabita Erick Bone se ejercitó en un gimnasio, en el norte de Quito. Hace una semana está en el país, está entrenándose para un combate. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Una llamada telefónica del empresario boxístico Ely Mackay Jr. o de Al Haymon, mánager de Floyd Mayweather, pone en alerta a Erick Bone. Cuando lo contactan, usualmente es para programarle peleas en EE.UU.

Los conoce desde hace cuatro años, cuando emigró para lanzar su carrera. En Ecuador estaba decepcionado, porque le incumplían con pagos de sus peleas en las veladas.

Fue entonces, en ese 2014, cuando Ítalo Perea, su excompañero en la selección de Pichincha, le escribió para decirle que fuera a Estados Unidos.

Detrás de Perea estaba Ely Mackay, estadounidense de padres ecuatorianos. Él se convirtió en mánager de Bone, de 29 años y a quien no le agradan mucho los apodos, algo usual en el deporte de los puños.

Mackay lo llevó para entrenarse y, posteriormente, lanzarlo a los cuadriláteros de EE.UU., donde el boxeo es uno de los deportes con buena audiencia y afición. Luego de un año con él, firmó un contrato con Al Haymon.

El manabita Erick Bone se ejercitó en un gimnasio, en el norte de Quito. Hace una semana está en el país, está entrenándose para un combate. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Así, empezó a mostrar su técnica en las programaciones transmitidas por cadenas como ESPN. “Creo que allá me conocen más que acá”, dice entre bromas el manabita, quien fue seleccionado oro y grana entre el 2001 y el 2009. En su palmarés constan 26 peleas, con 20 victorias y seis derrotas, en la categoría welter por la Asociación Mundial de Boxeo.

Su carrera cambió de rumbo. Pero emigrar lo alejó de su esposa, Daniela Andrade, y su hijo Caleb, de 6 años. Cuando se fue del país, pensó que iba a retornar a los cuatro meses, pero llegó a estar 11 seguidos ahí.

Fueron momentos difíciles para el púgil, que se crió en Quito desde la niñez. Los ingresos económicos, en parte, fueron un aliciente, aunque admite que se alejó de su familia. En este tiempo ha recibido entre USD 4 000 y USD 200 000, por una pelea en una noche.

Ahora está en la capital nuevamente. Le llamaron para una
velada el 27 de octubre, en un combate ante un púgil colombiano. Gary Toledo, expúgil nacional, y Juan Esteban de Guzmán lo convencieron.

El púgil Erick Bone (der.) lanza un golpe al mexicano Miguel Vásquez, en un combate en San Antonio. Foto: cortesía Erick Bone

Toledo conoce “desde chiquito” al manabita y dice que la intención es que el boxeo resurja en el país. Bone expresa que le agradó la propuesta porque también manejarán su imagen en el país. Ya no está con el representante de ‘Money’, pero él lo ha contactado en ocasiones para peleas.

Volvió hace una semana al país, como lo hace habitualmente desde hace tres años.

Por lo general, permanece en Estados Unidos uno o dos meses antes de la pelea. Para trasladarse utiliza el metro y, en ocasiones, un auto que le proporciona su mánager. Eso sí, en Nueva York, Las Vegas, Los Ángeles u otra ciudad, siempre busca la Iglesia de la Sociedad Misionera Mundial. Dice que ahí encuentra paz.

La adaptación ha sido difícil porque no domina el inglés. Eso sí, entre victorias y derrotas, recuerda aún la pelea ante Shawn Porter, en el 2015, cuando le llamaron de última hora. Aceptó pelear porque estaba preparado, aunque su rival tenía más peso. Perdió y sufrió una lesión en la rodilla. Pero Al Haymon le visitó en el camerino y le dio dos cheques ‘jugosos’ por su valentía.

Bone con el excampeón mundial Mike Tyson, en EE.UU. Foto: cortesía Erick Bone

En su último duelo cayó ante el kazajo Sergey Lipinets, en el territorio norteamericano, donde también cuenta con victorias sobre Cameron Krael, Mahonry Montes y Francisco Figueroa, entre otros. Su sueño aún es pelear por un título mundial, esquivo para el país.

Expresa que no puede llevar a su familia a Nueva York, donde habitualmente reside. Por eso, aprovecha también para pasar tiempo con su madre, María Banguera, a quien -dice- es muy apegado.

Tras su pelea en Quito espera, nuevamente, una llamada para ir a Estados Unidos, donde han hecho carrera Perea y Góngora. El sueño de un título mundial se mantiene.

Suplementos digitales