Marlo Delgado (izq.) Imbabureño, de 25 años; Érika Cedeño (centro)
Guayaquileña, de 24 años y Marlon Aguas (der.) Imbabureño, de 28 años. Foto: Galo Paguay y Álex Puruncajas / EL COMERCIO
Ramiro Delgado, promotor de boxeo, le lanzó la propuesta hace un año. “Mire Marlo, usted ya consiguió llegar a dos Juegos Olímpicos. Ahora, yo quiero llevar su carrera como profesional”.
Marlo Delgado meditó la propuesta de su tío, pero confiaba en que aún podía llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pese a las secuelas de una lesión en el hombro.
Volvió a rechazar la proposición hace medio año, pero finalmente la aceptó hace cuatro meses. Formaba parte del Plan de Alto Rendimiento. Estaba en la categoría B, pero había perdido la motivación. Su relación con el entrenador Pedro Pablo Salgado se resquebrajó.
“Tenía el apoyo económico, tuve la rehabilitación, pero dejaron de creer en mí. Mi vida ya no estaba ahí en la Selección”, advierte el imbabureño, de 25 años, quien llegó al puesto 3 de la Asociación Internacional de Boxeo, en su época amateur. Fue a Londres 2012 y Río 2016.
Empezó a prepararse para su estreno profesional hace cuatro meses, para seguir la ruta de boxeadores como Érick Bone y Carlos Góngora, quienes también fueron seleccionados y ahora registran peleas en Estados Unidos.
Será un nuevo comienzo, pero no teme al desafío. “Peleé con campeones mundiales y olímpicos”, dice, tras practicar en el gimnasio de Carcelén, donde se alista para medirse al mexicano Orlando Vásquez, en la categoría 168 lb.
Será la estelar de la cartelera Prueba de Fuego el sábado, en Quito.
Firmó un contrato con Boxeo y Honor para que impulse su carrera con el propósito de llegar a pelear un título mundial, algo esquivo para el boxeo ecuatoriano. El cumplimiento de la meta es incierto, pero el imbabureño se tiene fe.
Por su contrato recibe para sus gastos diarios, su alimentación, sus cuidados médicos y un seguro médico. Aunque considera que los ingresos no son suficientes, ahora su anhelo es llegar a lograr un título.
“Es un proyecto a futuro y sabemos que hay que ir paso a paso. Pero ahora he recuperado la motivación”, expresa el boxeador de 168 libras. Sabe que una victoria le puede abrir las puertas para obtener mejores ingresos. Por la lid del sábado espera una bolsa de entre USD 2 000 y USD 3 000.
Érika Cedeño, la guayaquileña que se crió en la ‘zona roja’ de la Isla Trinitaria, también vuelve al ring profesional. La púgil, tinturada de rubio su cabello rizado, fue campeona nacional. Se lanzó al boxeo rentado hace tres años y empató ante María Padilla. Ante la falta de programaciones, se dedicó a instruir a jóvenes de su zona en el deporte de los puños.
Madre de Érick -de 9 años-, Cedeño ahora quiere retomar su carrera. Su retorno será ante la mexicana Alejandra Guzmán, el sábado. “Vengo de un lugar donde hay mucha pobreza. El boxeo me ha ayudado mucho y eso es lo que me impulsa nuevamente”.
Marlon Aguas también retorna al ring. En el 2018 fue a Estados Unidos, pero su pelea no se concretó y él retornó a Quito para dedicarse a su barbería, junto a su esposa. También al cuidado de sus hijos Mayweather y Renata.
Pero Ramiro Delgado lo volvió a llamar a inicios del año y firmó un contrato por cuatro años. Aunque dice que “si esta vez las cosas no salen bien” se retirará definitivamente.