Bolaños aprendió de Édison Méndez y de ‘Papi’ Perlaza

En el brazo izquierdo tiene tres tatuajes. El primero es el nombre de su padre: Milton. Los otros están escritos en chino mandarín y también tienen un valor especial en su vida. Significan Miller y Leyla, el nombre de su madre.

Miller Bolaños muestra con orgullo los grabados luego de la práctica de Liga de Quito, en el Complejo de Pomasqui. Es el mediodía de ayer y los periodistas lo buscan para entrevistarlo.El mediocampista de 20 años exhibió los tatuajes el domingo pasado, luego de que le anotó tres goles a El Nacional, en el estadio Olímpico Atahualpa.

Sus anotaciones le dieron el triunfo a los albos y, ayer, el futbolista aún recordaba los aplausos.

A Pomasqui llegó por primera vez en enero del 2009. Antes afrontó una sanción por dopaje (en el 2008), que le apartó de las canchas por seis meses.

Luego de la sanción, los directivos de Liga de Quito lo buscaron para ficharlo. El futbolista llegó al club y apenas conversaba con sus compañeros. Los jugadores recuerdan que era tímido.

El volante explica sus temores. “Llegaba a un equipo grande y conocía a pocos jugadores. No sabía qué iban a pensar de mí”.

Entonces, conoció a Édison Méndez, José Francisco Cevallos y, luego, a Ulises de la Cruz, quienes se convirtieron en sus consejeros, según relata.

Con Méndez formó una buena relación de amistad. Ambos se reunían por las tardes en la casa de Méndez, al norte de Quito. Ahí solían jugar ‘partidas’ de PlayStation y compartían almuerzos y cenas. También solían observar por la televisión los partidos de Cristiano Ronaldo, en el Manchester United.

“Solíamos tomar un cafecito y él (Méndez) me decía que yo podía convertirme en el mejor jugador del país. Lo escuchaba con atención, aunque no creía que era para tanto”, recuerda Bolaños.

Curiosamente, Méndez abandonó el equipo hace un mes para unirse al Atlético Mineiro de Brasil y el DT Edgardo Bauza lo ubicó en el mediocampo, en la posición que jugaba el ‘Kinito’. “Le hemos dado libertad para que despliegue su juego y ha respondido a la altura de las circunstancias”.

Bolaños recuerda a Méndez como un consejero. Pero su mentor es Pedro El ‘Papi’ Perlaza, un técnico que lo dirigió a los 12 años, en Sucumbíos. También fue dirigido por José Villafuerte, ahora asistente técnico de El Nacional.

Otro de sus mentores fue el paraguayo Mario Jacquet, quien le permitió debutar en el 2006, en Barcelona de Guayaquil.

Aun así, dice que con Perlaza, ex futbolista en los ochenta, en el club Caribe Junior, aprendió la técnica “para el fútbol”.

Miller ahora reside solo en un departamento, al norte de Quito, cerca del estadio Olímpico Atahualpa. Sus pasatiempos son el PlayStation y los partidos del Manchester United. Eso sí, siempre y cuando jueguen el portugués Nani y Antonio Valencia.

En la capital, confiesa, se siente solo, sobre todo, por las tardes. Extraña a sus hermanas mayores Marianela, Milca, Mileni y Dayana. Con ellas mantiene contacto permanente por teléfono.

Eso sí, el principal contacto es con su padre Milton y con su madre Leyla, a quienes lleva tatuados en su brazo.

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