El italiano Daniele De Rossi (izq.), del Boca Juniors, próximo rival de LDU en la Copa Libertadores. Foto: AFP
El año pasado, en una entrevista de televisión, Daniele de Rossi, campeón mundial con Italia en la Copa de Alemania 2006, confesó su simpatía por Boca Juniors y la curiosidad que le provocaba subir las gradas del estadio Alberto Armando, conocido globalmente como La Bombonera. “Me gustaría vivir esa experiencia, con toda esa gente alentando”, dijo, a manera de un sueño irrealizable.
El frágil mercado sudamericano del fútbol no está en capacidad de superar o competir con los poderosos clubes europeos. Por ello, los equipos de la región tienen que aprovechar coyunturas o guiños de los protagonistas del Viejo Continente para convencerlos de jugar en América.
Los dirigentes de Boca vieron en ese anhelo del italiano una posibilidad. De Rossi terminaba en el 2019 su contrato con el cuadro romano, en el cual había jugado desde la temporada 2001. Entonces, empezaron los acercamientos que se concretaron en julio.
El pasado domingo, De Rossi cumplió su fantasía: subió por primera vez los empinados escalones de La Bombonera y se encontró con un escenario repleto que coreaba enloquecido su nombre. Boca ganó 2-0 a Aldosivi, por la Superliga argentina, en un juego en el que se habló más de sus movimientos que de la contundente victoria del cuadro ‘xeneize’, rival de Liga de Quito por la Copa Libertadores, el 21 de agosto del 2019, desde las 17:30, en el estadio Rodrigo Paz Delgado.
Rodrigo Aguiire (izq.) y Antonio Valencia festejan en la cancha de la Casa Blanca la noche del 23 de julio del 2019. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Cada paso del volante europeo en Boca es noticia: su reunión con Diego Armando Maradona, el anuncio de su esposa -la modelo Sarah
Felberbaum- de que están buscando colegios para las niñas del matrimonio: Gaia y Olivia, la pantaloneta azul que le regaló a una niña hincha de Boca, tras el citado duelo dominical. El cuadro bonaerense vive la ‘Derossimanía’.
Pero Liga también presume de contar con un talento repatriado de la élite del fútbol. La dirigencia del cuadro universitario supo captar el momento, para seducir a Antonio Valencia, el exvolante del Manchester United, de 34 años, que en junio concluyó su contrato con el cuadro inglés.
Desde enero, Esteban Paz lideró las negociaciones para ficharlo en una estrategia que los albos consideran fundamental, desde lo futbolístico y desde la mercadotecnia: en un mercado reducido como el ecuatoriano, la ‘U’ vendió
5 000 camisetas con el número 25 de ‘Toño’.
“Tener a un De Rossi de Boca Juniors contra un Antonio Valencia en las filas de Liga será sin duda un ambiente distinto. Un ambiente que los hinchas disfrutarán”, dijo Paz. Por ello, desde que se conoció que el rival de los universitarios era Boca, el gancho comercial fue jugar con el duelo entre ambos.
Pese a su largo recorrido en Europa, Valencia y De Rossi nunca se enfrentaron. Lo confirmó el mismo ‘Toño’: “es un gran jugador (De Rossi), por supuesto que sé quién es, pero nunca hemos disputado un partido. Será la primera vez y esperamos que el triunfo se quede en casa”.
Ambos son contemporáneos (36 y 34 años), encaran el final de su carrera deportiva y han construido en redes sociales una imagen de padres abnegados y hogareños. Instagram es la principal ventana de los hinchas para conocer el día a día de sus ídolos. El italiano y, sobre todo su esposa Sarah, publican postales familiares e imágenes de los primeros movimientos del exfutbolista de AS Roma en Buenos Aires.
Valencia no se queda atrás. Tras ser expulsado en el duelo con Barcelona, el pasado viernes, colocó videos de la nueva mesa de fútbol-tenis que le regaló uno de sus patrocinadores. Además, compartió imágenes de los ejercicios de fortalecimiento que realizó en el gimnasio de su casa junto a su hija adolescente Doménika. ‘Toño’ y el ‘Romano’ cuentan las horas para enfrentarse.