Parece que las próximas elecciones en Barcelona tendrán dos contrincantes peso pesado. En la esquina amarilla como el sol estará Luis Noboa, exponente del continuismo de su hermano Antonio, quien a su vez representa la segunda parte del marurismo, sobre todo en el énfasis del mercadeo y el rescate del ‘Ídolo’ como equipo protagónico.
En su favor tiene un título nacional como vicepresidente de BSC y la abnegada lucha en contra de las deudas, la gran espada de Damocles de los canarios. En contra le juegan algunos malos resultados, sobre todo ante eléctricos (goleados en la final) y albos (¿acaso nunca se podrá ganar en la Casa Blanca?).
En la esquina (¿blanca?) está José Francisco Cevallos padre, quien levanta la bandera de la oposición. En su favor tiene un enorme pasado como jugador de éxito y además haber sido ministro de la revolución ciudadana, lo cual le ha dotado de experiencia. Lo curioso es que esas dos grandes virtudes son, al mismo tiempo, sus puntos débiles. Como jugador, aunque su pasado en BSC es amplio, sus contradictores no dejan de echarle en cara su éxito en LDU de Quito, el némesis del barcelonismo, y sus buenas relaciones con los Paz. Como autoridad pública, una cosa era ser Ministro cuando el petróleo estaba a USD 100 el barril y otra distinta es comandar un club endeudado en algunos millones, que debe sacar recursos cada año.
Por eso, quizás Luis Noboa tenga ventaja a priori en las elecciones, aunque todo dependerá de los socios y del discurso que compren.