Juan Pablo Álvarez (20) es un alero, que defiende y también anota con seguridad. Foto:Julio Estrella / EL COMERCIO
Su primera reacción fue de sorpresa. Tras la final, mientras celebraba con sus compañeros de UTE el título de la liga nacional que logró tras vencer a ComuniKT, le tomó por sorpresa que haya sido elegido como el “Jugador más valioso” de la final.
“No me esperaba esta designación, no sabía que la Federación entregaba este premio. Me tomó por sorpresa, pero quiero agradecer el apoyo que recibí de parte de mis compañeros y del entrenador, Juan José Pidal”, dijo Juan Pablo Álvarez, de 25 años, que se formó en La Salle y que estudio Psicología Deportiva en Withman College, en el estado de Washington, en EE.UU.
El premio tiene un significado especial porque su figura apareció en los momentos decisivos después de que UTE perdió los dos primeros juegos de la serie final. En los cuatro cotejos siguientes dio su máximo esfuerzo aunque reconoce que no estuvo al 100%. En octubre tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en su hombro derecho. Durante seis semanas trabajó en la parte física y de rehabilitación.
“La dinámica de equipo que tenemos nos permite aportar no solo con puntos, también en aspectos que no se ven, pero que permiten ganar al equipo”, dijo, tras su designación.
Reapareció en los partidos de las semifinales y volvió al equipo titular en la fase final. “Aún sentía molestias”, dijo, pero esta elección le creó un compromiso, “trabajar fuerte para seguir apoyando al equipo”.
UTE es un club al que le tiene un cariño especial. Cuando tenía 14 años y ya se destacaba en los equipos de su colegio y la Selección de Pichincha, el conjunto equinoccial le abrió las puertas. Jugó en el club capitalino hasta los 17 años cuando se marchó a los Estados Unidos. “Estudié gracias a una beca deportiva”. Jugó en la liga NCAA, de donde salen los jugadores para la NBA. Llegar a esa liga, considerada la mejor del mundo, se convirtió en un gran objetivo “que no logré”.
Retornó al país en el 2012 y se fue a Importadora Alvarado, club con el que ganó una liga nacional y pudo jugar la liga sudamericana y la liga de las Américas. “El próximo año tendremos la ocasión de mostrarnos con la UTE a nivel internacional. Estas participaciones nos permite mirar cómo estamos en relación a los otros países, saber qué nos falta”.
Pero también dice tener una deuda pendiente con la Selección Nacional. La clasificación de la Tricolor femenina al Preolímpico de Canadá dice que lo llena de orgullo, “conozco a la mayoría de las chicas, sé cómo trabajan. Nos toca a nosotros lograr algo importante con la Selección para brindar también alegría a la afición.
En Sudamérica hay un buen nivel, jugadores que salen para la NBA, pero hay que trabajar para lograr objetivos”.
Al igual que sucede con el baloncesto de clubes, a nivel de selecciones, Ecuador intenta lograr metas importantes en el ámbito internacional. Este año, lastimosamente, no hubo suerte. En los Juegos Odesur, la Tricolor ocupó el quinto lugar mientras que en el Sudamericano absoluto fue séptimo.
“El desarrollo de la liga nacional nos ha permitido lograr que la afición retorne a los coliseos. Pero el básquet aún está en crecimiento, requiere el apoyo de la empresa púbica y privada para que siga creciendo. La idea es llegar a competir con otras ligas sudamericanas”.
Juan Pablo tiene la ilusión de jugar también en el exterior. Ha tenido llamados, pero aún no ha recibido una propuesta concreta. “Mientras tanto disfruto con lo que hago”, expresó.
Admira a Emanuel Ginóbilli, el alero que ganó con Argentina la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Atenas 2004. Admira su inteligencia para jugar y los cuatro títulos logrados en la NBA con su club los San Antonio Spurs.