Al final del Clásico del Astillero mágicamente se esfumaron los hinchas toreros que habían copado las veredas, incluso parte de la vía y locales dela avenida 9 de Octubre. Foto: EL COMERCIO
La marea amarilla, que desde la mañana había ganado fuerza en Guayaquil, se disipó. El pitazo final en el Clásico del Astillero esfumó mágicamente a los hinchas toreros que habían copado las veredas, incluso parte de la vía, en la avenida 9 de Octubre. Aquí se concentraron decenas de aficionados para celebrar por adelantado la estrella 15.
“Tranquila coqueta, que en la próxima ganas”, bromeaba una joven emelecista. Sin miedo, lanzaba algunos comentarios satíricos a un batallón de barcelonistas que abandonaba el exterior de un restaurante, con una sonrisa incómoda en el rostro.
Los amarillos desaparecieron y los azules salieron a flote. “Ellos nos golearon en nuestra casa y eso había que devolverlo”, dijo sonriente Linda Suárez, hincha del Bombillo. “Ya esa deuda quedó pagada. Además, Dios está con Emelec”.
Los gritos se apagaron; la decepción embargó a algunos seguidores del Ídolo por la derrota 2 – 1. Pero con cabeza fría Manuel Arana sacaba cuentas. Con esta victoria, el Ballet Azul redujo la ventaja a cuatro puntos ante Barcelona, el líder del campeonato y el equipo de sus amores.
“Hay que ganar los otros partidos. No podemos dejar que se acorte más la distancia con Emelec”, reflexionaba, sin dejar de agitar la enorme bandera que sacó a la calle para un paseo familiar.
En cambio Patricia Maya gritó y celebró los goles de Ángel Mena, al minuto 16 y luego en segundo tiempo, en el minuto 53. “Hay muchos barcelonistas que solo salen con la camiseta cuando su equipo gana”. Ella confesó que se puso la azul desde temprano, aunque no veía un panorama tan alentador para los eléctricos.
Los cantos de victoria ahora estaban del lado azul. ‘¡No dio la vuelta, no dio la vuelta!’, se oía de una vereda. ‘Pitufos, solo alargaron el campeonato’, respondían alguien desde la otra acera. Pasadas las 19:00, hasta las bocinas de los autos solo estaban con Emelec.
Mayra Lamilla y sus tres pequeños lucieron las camisetas que compraron recientemente. Esperaban festejar en la 9 de Octubre, pero tuvieron que volver temprano a casa. “Todavía hay esperanza y vamos a ganar esa copa. Ahora queríamos festejar, pero será para la próxima”, dijo mientras se alejaba. En su espalda lleva grabada un foto de Jonathan Álvez celebrando un gol con el Damián ‘el Kitu’ Díaz, quien hoy anotó el único tanto para los canarios.