Un chequeo visual permite identificar si presenta golpes o choques. Foto: CARBURANDO
En los últimos años, con el establecimiento de cupos a las importaciones de vehículos y con el alza de los aranceles tanto a las unidades terminadas como a las autopartes para ensamblaje local, el mercado de autos de segunda mano creció considerablemente.
Y es que ante la imposibilidad de acceder a un cero kilómetros, ya sea por falta de disponibilidad o de capacidad de pago, muchos usuarios pusieron su atención en ese mercado. La demanda creció tanto que los mismos concesionarios de autos nuevos vieron ahí una oportunidad de negocio e implementaron líneas de comercialización de vehículos usados.
Estos establecimientos, así como muchos otros que se dedican a ese negocio de manera formal (patios) ofrecen al comprador ciertas garantías sobre el estado mecánico de los vehículos que comercializan, pues antes de recibirlos los someten a chequeos detallados para comprobar que se encuentren en buenas condiciones.
De esa manera, estos establecimientos cuidan sus intereses y reputación, pues evitan que en lo posterior un comprador insatisfecho reclame por un vehículo que presentó desperfectos.
No obstante, cuando una persona compra un vehículo directamente al propietario, o a un intermediario en una feria, debe asegurarse por sus propios medios de que el auto esté en condiciones que le resulten aceptables.
Un vehículo usado siempre atrae primero por su apariencia exterior e interior. Con ello, el potencial comprador puede tener una idea leve de sus condiciones y del trato que ha recibido. No obstante, la estética no es un factor por el cual se puede establecer el estado general del auto, pues hay vendedores que se esmeran en cuidar la ‘pinta’ del auto para ocultar problemas mecánicos.
Pierre Janineh, jefe de Producto de la firma 1001carros.com, explica que dentro de los aspectos que el comprador puede comprobar por su cuenta está la integridad física del vehículo. Para verificar que el auto no haya tenido choques o golpes de consideración se revisa que las líneas de los paneles de la carrocería sean continuas, que el color de la pintura sea uniforme, que las puertas no estén descentradas y cierren sin dificultad y que todos los vidrios y faros sean originales.
En el interior se debe verificar que todos los servicios funcionen con normalidad (luces, plumas, pito, calefacción, aire acondicionado, cinturones de seguridad, etc.) y además que el desgaste del volante, la palanca de cambios y los pedales sea congruente con el kilometraje del vehículo.
Esto último debido a que hay personas inescrupulosas que encuentran mecanismos para alterar el odómetro y bajar unos cuantos miles de kilómetros al recorrido real.
También es importante verificar que el motor no arroje humo por el escape, especialmente si es de color negro o azul, como un indicativo de su buen estado.
Siempre es aconsejable realizar una prueba de manejo para comprobar el comportamiento del auto en marcha, y de esa manera detectar posibles ruidos o defectos que pudiera tener y que podrían servir para pedir una rebaja en el precio.
Pero incluso cuando el vehículo supera estas pruebas iniciales, conviene acordar con el vendedor una visita a un taller de confianza donde un técnico calificado pueda efectuar un chequeo más detallado utilizando herramientas y equipos especializados.
Una de las pruebas más utilizadas para comprobar el estado del motor es medir la compresión de los cilindros, la cual debe estar por encima de 115 psi y ser uniforme en cada uno de ellos.
Sin embargo, Jofrey López, coordinador de vehículos seminuevos de 1001carros.com, sostiene que este no es un método totalmente seguro, pues la compresión del motor puede elevarse con el uso de un aditivo y así la prueba no revelaría el verdadero estado del motor.
Al respecto, sostiene que en la actualidad es mejor solicitar una prueba de vacío mediante un aparato denominado vacuómetro, que resulta mucho más preciso para establecer si existen fugas de compresión en el motor. De esa manera se obtiene un diagnóstico más confiable sobre su estado.
En el taller, el técnico también podrá analizar el estado de otros componentes importantes tales como la transmisión, la dirección, la suspensión y los frenos, y también verificar el estado estructural (chasís, compactos, etc.).
Cabe mencionar que en todo vehículo de segunda mano, sea seminuevo o con varios años y miles de kilómetros a cuestas, siempre habrá componentes desgastados por efecto del uso y/o abuso que más tarde o más temprano necesitarán ser reemplazados por nuevos.