Claudio Villanueva y Luis Chocho (izq.), quien lo inspiró para ingresar a la marcha.Foto: Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO
La vida de Claudio Villanueva cambió de manera radical después de la medalla de oro alcanzada en agosto del 2019 en los Panamericanos de Perú. Tras ese éxito se concretó el apoyo de la empresa privada que se complementó con el aporte económico que recibe de la Secretaría del Deporte.
En la actualidad, el campeón panamericano de 50 km marcha se dedica solo a entrenar. Atrás dejó sus días ajetreados como taxista informal, chofer de camioneta, vendedor de cerveza, marmolista… Esos oficios le ayudaron a generar recursos para mantener a su familia y cubrir deudas.
Su estabilidad económica le permite ahora entrenarse de manera sistemática. Tiene aportes económicos mensuales de la empresa privada. En agosto del 2019, le obsequiaron una camioneta, valorada en USD 31 000. La Secretaría del Deporte le entrega USD 2 364 mensuales tras el título panamericano.
Después de proclamarse campeón sudamericano de 50 km en Lima, Perú, el domingo pasado, Villanueva recibió una grata noticia de la Federación Ecuatoriana de Atletismo: ya está clasificado para Tokio.
De esa manera se deslindó de la presión que significaba buscar la marca base que es de tres horas y 50 minutos (03:50:00). En los Panamericanos cronometró 03:50:01 y con ese tiempo se clasificó al Mundial de Bielorrusia, pero no irá.
Su preparación se enfocará exclusivamente con miras a Sapporo, sede de la prueba olímpica de marcha. “Quiero terminar entre los ocho mejores, pero lucharé por buscar una medalla”. Sin embargo, pide que no le presionen.
El marchista de 31 años siempre sorteó con entereza cualquier adversidad. En su niñez vendía frutas con su madre, Julio Flores, en el mercado cuencano Nueve de Octubre. A los 18 años se quedó huérfano de padre porque el español Paulino Villanueva desapareció en el Parque Nacional de El Cajas.
Hace cinco años nació su primer hijo: Claudio Santiago, quien sufre parálisis cerebral y demanda un trato especial. El andarín lo vio sufrir durante 73 días en cuidados intensivos, luchando por su vida. “Recuerdo con angustia su lucha diaria y me fortalezco para no declinarme en los momentos más críticos de la competencia”.
Santiago y su segundo hijo, Joaquín (de tres años), son su inspiración para superar cualquier obstáculo. Su esposa, Grace Pintado, es su apoyo. Su fortaleza es complementada con el trabajo del psicólogo cubano Arístides Leiva.
Villanueva está convencido que las batallas más fuertes son para los mejores guerreros y él se considera uno de ellos. Los momentos críticos los asume como una prueba de Dios. “He sabido sobrellevar la cruz con el apoyo de mi familia”.
Entre el 2014 y 2015 vivió situaciones difíciles. Se levantaba a las 05:00 y se dormía a la 01:00 del día siguiente, entre sus jornadas de entrenamiento y el trabajo de taxista informal.
Entre julio, agosto y septiembre del 2018 decidió viajar a Estados Unidos para trabajar. “Laboraba como chofer y marmolista, cargando piedras, eso me sirvió de preparación y fortalecimiento”. Regresó a Ecuador, pagó sus deudas, se entrenó y fue campeón panamericano.
Entre el 2009 y 2012, Villanueva compitió por España. Durante sus primeros tres meses se radicó en Madrid, en donde vendió cerveza para sustentar su estadía. Luego como seleccionado español se ubicó 18 a escala mundial, 12 en Europa y fue campeón de España en 50 km, en Barcelona.