Ángela Tenorio se entrena en un pequeño pasillo de su departamento

Ángela Tenorio realiza estiramientos al concluir una sesión de entrenamiento el 9 de abril del 2020. Foto: Ángela Tenorio

Ángela Tenorio realiza estiramientos al concluir una sesión de entrenamiento el 9 de abril del 2020. Foto: Ángela Tenorio

Ángela Tenorio en la pista de Los Chasquis, el 6 de febrero de este año. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Añora la pista, porque aún hay metas por conseguir. Ángela Tenorio se entrena cada día en el pasillo de su departamento -de 5 metros de largo por uno de ancho-, a la espera de que la cuarentena concluya y pueda de nuevo ir a la pista de Los Chasquis.

“Sé que el país enfrenta una pandemia y es un tema muy delicado. No he salido más que una vez por semana para ir a hacer compras , porque siento miedo de un contagio. Pero sí, extraño mucho la pista, al profesor, a mis compañeros de equipo”, dijo la atleta de 24 años, que posee los récords nacionales de 100 y 200 metros planos.

Hace todo lo posible porque este tiempo de confinamiento no resulte pesado. Se entrena como puede y ocupa su tiempo en otras tareas, para que la ansiedad no la agobie. “En las mañanas recibimos las tablas de entrenamiento que debemos cumplir, muchas no puedo hacerlas porque no tengo los espacios dónde realizarlas”.

Ángela Tenorio realiza estiramientos al concluir una sesión de entrenamiento el 9 de abril del 2020. Foto: Ángela Tenorio

Vive en su departamento, mismo que obtuvo gracias a un contrato de auspicio en el 2015, luego de ganar la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Toronto. “Es pequeño, y no puedo hacer más que ejercicios sin desplazamientos. No hay espacios para los piques y trotes”.

Tampoco para contar con una caminadora o una bicicleta estática. “Me ayudo con una silla para realizar ejercicios de banca, en los que debo subir y bajar, y tengo una ligas para hacer trabajos de fuerza y resistencia”.

No cuenta con accesorios de pesas o mancuernas, pero ya observó algunos videos de sus amigos que han fabricado unas pesas con botellas de plástico, llenas con agua y un palo de escoba. “Jamás hemos vivido una cuarentena así. Siempre iba dos veces por semana a los gimnasios para hacer las sesiones de musculatura”.

Como es una mujer perseverante y que se impone desafíos, su próximo objetivo será contar con gimnasio personal para cumplir con todas las tareas que le envía su entrenador.

Le deja algo tranquila el hecho que tendrá algunos meses para recuperar su forma física ideal, pues siente que el trabajo de pretemporada de preparación física y trabajo precompetitivo que realizó entre diciembre y marzo ya está perdido. “Tenemos que volver a empezar, porque siento que he perdido mi condición física en un 40%”.

Ángela Tenorio aún no tiene la marca para ir a los Juegos Olímpicos de Tokio. Tendrá que buscar su cupo en los torneos clasificatorios que se cumplirán entre diciembre de este año y mayo del 2021. “Ese es el objetivo inmediato y luego buscar la medalla olímpica, porque sé de dónde vine y adónde quiero llegar”.

Esa imagen la proyecta a cuando era una niña y corría descalza. Hace 10 años, cuando era una adolescente de 14 años, llegó a Quito desde Lago Agrio, a pedirle al entrenador Nelson Gutiérrez que le diera una oportunidad para entrenarse, porque quería llegar lejos en el atletismo.

Vivió en un refugio para jóvenes porque no tenía dónde dormir. Luego de siete meses pasó a la residencia de la Concentración Deportiva de Pichincha, y gracias a su talento hoy es la atleta de velocidad más importante del país.

En el 2013 irrumpió en el atle­tismo mundial cuando ganó las medallas de bronce y plata en los 100 y 200 metros, en el Campeonato Mundial de Menores, en Ucrania. Un año después, repitió las medallas, pero esta vez en el Mundial Juvenil en Estados Unidos.

En el 2016 corrió en los 100 metros de los Juegos Olímpicos y llegó a las semifinales. En la clasificación general ocupó el puesto 13º.

En este confinamiento quiere aprovechar el tiempo libre para estudiar inglés, vía Internet. También observar películas y series, pero instructivas, “para que el tiempo pase rápido y podamos pronto salir a entrenarnos en las canchas”.

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