El objetivo de Glenda Morejón es llegar al podio olímpico

Glenda Morejón se entrenó en las últimas semanas en la pista de tierra del Colegio Nacional Ibarra. La imbabureña se alista para viajar a Doha. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Glenda Morejón se entrenó en las últimas semanas en la pista de tierra del Colegio Nacional Ibarra. La imbabureña se alista para viajar a Doha. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Glenda Morejón se entrenó en las últimas semanas en la pista de tierra del Colegio Nacional Ibarra. La imbabureña se alista para viajar a Doha. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Glenda Morejón tiene sus objetivos claros. “Lucho por mi sueño, que es también el de todos los ecuatorianos. Quiero conseguir una medalla olímpica”, dice la imbabureña que el 29 de septiembre del 2019 a las 23:30 participará en los 20 km marcha del Campeonato Mundial de Atletismo, en Doha.

Nunca ha competido a la medianoche, pero está lista para encarar el reto. Prefiere no salir de ‘su’ tierra para entrenarse pese a conocer que la temperatura en el desierto catarí será de 35 grados centígrados. “En estos días en Ibarra ha hecho un calor con 28 grados de temperatura. Dios es grande y eso nos va a ayudar”.

Toda su atención está centrada en el Mundial, que es el escalón previo a los Juegos Olímpicos Tokio 2020, a donde ya podría ir porque tiene la marca requerida.

Glenda Morejón se entrenó en las últimas semanas en la pista de tierra del Colegio Nacional Ibarra. La imbabureña se alista para viajar a Doha. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Se entrena dos veces al día, con sesiones de tres horas cada una. Camina kilómetros y kilómetros en la pista de pavimento de la laguna de Yahuarcocha y en la de tierra del colegio Nacional Ibarra. También va a la loma de Guayabillas, cuando hay que fortalecer al músculo. “Prefiero no cambiar de lugar. Todos los triunfos que hemos conseguido han sido entrenando en Ibarra”.

Desde esta semana empezará a hidratarse más de lo acostumbrado y se alistará para viajar a Catar el 22 de septiembre, junto con su entrenador y su compañera de equipo, Karla Jaramillo. “Nos vamos con solo una semana de anticipación para evitar deshidratación. El tiempo es suficiente para adaptarnos al cambio de hora y llegar en óptimas condiciones a la competencia”.

Recuerda que en México, participó con altas temperaturas y promedio de humedad. “Tengo como auspiciante a una marca de ropa deportiva. Ellos me proveen de uniforme y zapatos. Ya los he probado y no tengo ningún problema”.

Pese a la imagen adolescente que aún proyecta, Glenda responde con madurez cuando analiza las posibilidades de lograr una medalla en el Mundial. Este 2019 ostenta la segunda mejor marca del año, solo superada por la rusa Yelena Lashmanova. Con su registró de 1 hora, 25 minutos y 29 segundos para los 20 km marcha, batió el récord nacional. “No quisiera adelantarme a los hechos, ya daré todo de mí, como siempre, Dios sabrá qué nos tiene preparado”.

Con esa misma madurez tomó la decisión de la Secretaría del Deporte de colocarle en la categoría Tokio 2020 y por ende recibirá una ayuda económica de USD 2 750 al mes. “Es una motivación. Antes habíamos traído varios triunfos al país”. Después de dos años, esa cartera de estado rectificó y le ascendió cinco categorías.

Glenda habla de sus entrenamientos, de esforzarse al máximo, de conquistar sus sueños, de la responsabilidad de ser un ejemplo. “Me motiva el saludo de los niños que me reconocen en la calle y me dicen que quieren ser como yo. Mi sobrina Sofi dice que quiere ser campeona mundial de marcha”.

Glenda Morejón junto a su entrenador Giovan Delgado en una de las prácticas en Ibarra. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Las lágrimas ahogan su voz, porque hay mucho sentimiento de por medio. Y cuando enumera sus objetivos, a todos los ve posibles, con trabajo y esfuerzo. La consecución de una medalla de Juegos Olímpicos es la primera; luego ir a dos o tres Juegos Olímpicos, y “tener mi propia Fundación para ayudar a los niños más necesitados y a los jóvenes que se están desviando por otros caminos. Quiero cambiar eso en el país y en el mundo entero”.

La semana pasada estuvo en Quito para recibir un vehículo de un patrocinador, que le dio libertad para escoger uno a su gusto. Seleccionó uno de tres filas para siete personas, porque, además de ir a entrenar, quiere que haya espacio para sus padres, hermanos, cuñados y sobrinos. “Ellos me han apoyado en todo momento”.

Ya pasó el curso de conducción y para el 14 de octubre, tras su participación en el Mundial, tiene la cita para obtener la licencia. Estos días, quien conducirá el auto será su papá.

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