Javier Sánchez. Especialista en marketing
Una nueva estrategia, basada en alcanzar la élite deportiva aprovechando las debilidades económicas latentes en un gran número de escuderías presentes aparece en el circo de la Fórmula 1.
Las críticas vertidas por el grueso de la parrilla no se han hecho esperar, acuñando el término de pilotos de pago para describir esta situación controvertida dentro del mundo del deporte.
Esta es una nueva práctica que puede ser objeto de intenso debate, puesto que no es ajeno a nadie que se vulneran los principios y valores vinculados al deporte, al primar el dinero por encima del esfuerzo, la capacidad de superación o los éxitos deportivos.
Pero no es menos cierto que hay un serie de escuderías que atraviesan por una situación delicada y dependen de una inyección urgente de dinero para poder permanecer en este espectáculo deportivo Por tanto, se establece una coyuntura con diferentes grados de resolución en función del agente que interprete la situación. Un piloto joven con talento puede ver amenazada su oportunidad de ascender a la élite, por un piloto de pago. Sin embargo, sin la aportación de esos patrocinadores puede que la escudería esté abocada a la desaparición y con ella, las posibilidades de pilotos con proyección.
Para hacerse una idea de la magnitud de dicha cantidad, estamos hablando que 25 millones de euros suponen más de la mitad del presupuesto de escuderías de menor calado y tradición dentro de la Fórmula 1, como Caterham o Marussia. Es decir, la incorporación del denominado piloto de pago permitiría incrementar el presupuesto de estos equipos, posicionándolos con ventaja con respecto al año anterior. Esto en un deporte en el que las características y prestaciones del monoplaza van ligadas a los éxitos deportivos. Es en este punto donde la escudería debe reflexionar sobre la elección de talento o dinero y en un deporte tan predeterminado por las características del monoplaza, suele primar la segunda opción.
Las astronómicas cifras que se mueven en torno a este piloto derivan del apoyo de grandes multinacionales como Lada, Sberbank o Gazprom, a las que se han unido otras tras la confirmación para la temporada que viene del I Gran Premio de Rusia de la historia, país natal del susodicho piloto.