Darwin Castro y Sebastián Castro, adelante, en un entrenamiento en el estadio Atahualpa de Quito. Foto: Martha Córdova / EL COMERCIO
‘Es la primera ocasión que correré contra rivales de Europa. Esa experiencia será importante para la participación en Río de Janeiro”, dice Darwin Castro, el primer atleta no vidente que se clasificó por Ecuador a los Juegos Paralímpicos Río 2016.
Junto a su entrenador Freddy Moposita y su guía, Sebastián Rosero, ayer (12 de julio del 2016) viajó a Berlín para el Gran Prix que se realizará entre este viernes y domingo.
“Queremos mejorar nuestras marcas. Para Río de Janeiro tenemos cupo en los 1 500 metros, pero también queremos hacerlo en los 5 000 metros”, añade Darwin, que antes de emprender viaje dejó la monografía de tesis para su graduación de bachillerato.
A su lado están siempre las personas que le han ayudado en este crecimiento deportivo y personal. “Sebastián es mi hermano”, expresa. Estos dos atletas se entrenan dos veces al día. En la mañana la parte técnica y física, “que es muy fuerte”, y en la tarde la coordinación. “Tenemos que lograr armonía en los movimientos de las piernas y de braceo”, añade Darwin.
Sebastián complementa esa idea: “tenemos que ser uno. Los movimientos deben ser armónicos y perfectos, porque se pueden perder centésimas de segundo. En el atletismo por esos detalles se puede ganar o perder una carrera”.
Este atleta guía, el primero en el país, dice que debe cubrir diferentes roles para ayudar a su compañero a cumplir sus metas. “El profesor dice que debo asumir un papel de entrenador personal porque mientras vamos compitiendo le debo orientar en cuanto a los tiempos, al ritmo de carrera, a su postura que a veces se recoge o a su orientación que la pierde por tantas vueltas que damos en la pista”.
Por eso, detalla que debe entrenarse un poco más del atleta con discapacidad, precisamente para “tener mayor resistencia para guiarle y tener aliento para hablar con él, alentarle, decirle qué debe hacer”.
Esa orientación en pista también está trasladada al hogar. Viven en la casa de Sebastián, pues desde hace dos años Darwin dejó su casa en Cuenca y se trasladó a Quito para mejorar sus tiempos.
Con un registro de 4 minutos y 21 segundos se clasificó a los Paralímpicos en los 1 500 metros. En cambio, para los 5 000 debe bajar 4 centésimas, pues su marca es 16:34. “Vamos a Berlín para lograr esa meta”, dice el entrenador Freddy Moposita.
“El trabajo lo iniciamos hace un año y es reconfortante comprobar todos estos progresos”, recalca el entrenador para quien trabajar con este grupo de atletas paralímpicos se ha convertido en una “verdadera pasión, un compromiso con el país y de ayuda a mejorar la calidad de vida de los deportistas”.
El entrenador Moposita también dirige los trabajos del otro seleccionado paralímpico, Sixto Moreta, quien corre con su guía Óscar Basantes. Este se inclinó desde los 20 años por el atletismo, y ahora puede hacerlo a nivel internacional.
“Yo soy de Ambato, pero desde hace dos años, cuando ingresé en el plan de alto rendimiento vine a vivir a Quito”, recalca Moreta. Él encontró en Basantes un compañero para hacer realidad su sueño de mejorar marcas y competir a nivel internacional.
“He corrido en Brasil, Colombia, Chile, Canadá y es la primera vez que voy a competir en Europa”.
Sixto además correrá en los 1 500 y 5 000 metros en Río de Janeiro. Él no padece una ceguera total y una de las imágenes que tiene presente la resume así: “antes veía por la televisión las competencias de atletismo y me gustó este deporte. Ahora me entreno para el Mundial del 2017”.
En el Gran Prix de Berlín también competirán Ronny Santos, Damián Carcelén, Stalin Basantes, Jordi Congo, Poleth Méndez y Jesús Vélez, atletas con discapacidad física e intelectual.
Para Ronny Santos, Poleth Méndez y Stalin Basantes esta competencia en Berlín será la última a escala internacional antes de ir a los Paralímpicos en Río de Janeiro, que se realizarán en septiembre, luego de los Olímpicos de agosto.