Andrés Montaño se entrenó 17 años para ser olímpico

En los Juegos Panamericanos 2015, Montaño también ganó la medalla de oro, una antesala de su cupo a Río 2016. Foto: Straffonimages

En los Juegos Panamericanos 2015, Montaño también ganó la medalla de oro, una antesala de su cupo a Río 2016. Foto: Straffonimages

En los Juegos Panamericanos 2015, Montaño también ganó la medalla de oro, una antesala de su cupo a Río 2016. Foto: Straffonimages

Andrés Montaño, de 25 años, es el deportista número 22 de la delegación ecuatoriana que irá a los Juegos Olímpicos. El luchador de la modalidad greco-romana se clasificó a Río 2016 tras ganar el oro en el Preolímpico realizado en Frisco, Estados Unidos.

“Es algo que busqué toda 
mi vida”, dijo desde Portoviejo. Retornó el lunes y se tomó 
una semana de descanso para compartir con su esposa 
y sus hijos, Andrew (3 años) 
y Leandro (2).
“Estoy muy contento. Cuando pasé a la final del Preolímpico sabía que ya estaba clasificado a los Juegos. Sentí una alegría inmensa porque era 
un sueño que perseguí por varios años”, agregó.


Comenzó en la lucha cuando tenía 8 años. En el barrio Venecia, de su natal Esmeraldas, se instaló un gimnasio para dar una alternativa a los chicos y jóvenes, ante los problemas sociales que había en las calles de ese popular sector.
“Lo tomé como un juego infantil, me gustaba mucho luchar”. Se inició en la modalidad libre, se entrenó cuatro años con el cubano José Rodríguez, pero él tuvo que retornar a su país. Quien lo reemplazó fue César Ramón Carracedo.


Tan buena fue la empatía,que el nuevo entrenador le recomendó cambiar al estilo greco-romano. “Él es un especialista en esa modalidad, probé y me gustó”, dice Andrés, que incluso dejó Esmeraldas y se mudó a vivir en Portoviejo, porque Carracedo fue contratado por la Federación Deportiva de Manabí.


Pese a que la lucha, en el estilo libre, se pelea mucho en el piso, le gusta el estilo greco-romano, donde el deportista debe desarrollar mucha fuer­za, resistencia y agilidad en 
brazos y torso. “Me canso menos que mis compañeros que hacen el estilo libre”.


El año pasado, en los Juegos Panamericanos de Toronto ganó la medalla de oro. Esa presea fue la antesala de una preparación que incluyó tres sesiones diarias en el gimnasio para las rutinas de pesas y desarrollo de la musculatura, y el perfeccionamiento de la técnica y los movimientos. “Con Carracedo trabajamos mucho en preparación física”.


En enero se entrenó en La Habana, donde completó 21 días en un campamento, “me ayudó más en la técnica”, dijo. Luego, en la última semana de febrero participó en el Campeonato Panamericano, donde se decidió a competir en la división 66 kg.

“Terminé en quinto lugar, pero no me desgasté físicamente. Lo importante era el Preolímpico”.
En el Preolímpico peleó en la categoría 59 kilos. Realizó cuatro combates. En la final venció al venezolano Raiber Rodríguez, 9-0. “Había trabajado muy duro, no hubo feriados, pasé mucho tiempo entrenándome, sin poder compartir con la familia. Llegar a los Olímpicos compensa estos sacrificios”.


En su agradecimiento por esta clasificación elogia el respaldo de su entrenador, César Carracedo, a quien considera como un padre.


Aún no sabe cómo será su preparación para los Juegos Olímpicos. Tendrá que buscar campamentos de entrenamientos dentro y fuera del país, así como competencias internacionales.

“Dentro de toda la alegría que siento, también comparto la tristeza de mis compañeros de selección que no lograron su clasificación. Restan dos torneos más, el primero será en abril, pero cada vez la competencia será más dura para ellos”.

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