Andrés Gómez, extenista profesional
Andrés Gómez nació el 27 de febrero de 1960. Tiene 56 años. Ganó 54 títulos.
Se acerca el partido cn John McEnroe. ¿Usted cómo vive estas horas?
Estoy un poco nervioso, más que nada por la responsabilidad que trae este evento; también porque no compito hace mucho tiempo. Me imagino que cuando entre a la cancha me enfocaré, pero antes de eso es un poco estresante, parecido a los mismos niveles cuando jugaba el circuito profesional, con el propósito de llegar en buena forma.
¿Sigue sintiendo presión pese a estar retirado del profesionalismo?
No es solamente ganar, es el solo hecho de estar frente a gente que te va a ver jugar; esa es la presión normal, ganar o perder viene en el libreto, solo hay esas dos opciones, y obviamente que quieres jugar bien o quieres más que nada ofrecer espectáculo. Estamos más lentos y con más peso, pero la gente que vivió en esa época del tenis sabe que nuestra época incidió muchísimo en el tenis actual y tuvo una gran generación de jugadores. Por suerte, acá en Ecuador hemos tenido a casi todos los que incidieron en ese cambio como son John McEnroe, Bjorn Borg, Ivan Lendl, Jimmy Connors, Guillermo Vilas, Yannik Noah, José Luis Clerc, a Jim Courier.
¿Cuál era el ‘big four’ (cuatro grandes) predominante de su época?
En un primer momento eran Borg, Connors, McEnroe y luego cambió a McEnroe, Connors, Lendl y después se amplió un poco eso con la llegada de Mats Wilander, Stefen Edberg y Boris Becker, no se hablaba del ‘big 3 o big 4’, se hablaba del ‘top ten’ como un paquete de jugadores, pero obviamente siempre tenías dos o tres que estaban por encima del resto, no solo a nivel de jugadores, sino como atractivo diferente al público.
¿Cómo era McEnroe en el circuito, tenía amigos o era especial?
Todos éramos aislados en ese sentido, cada uno busca su lugar de confort y de sentirse a gusto, unos tenemos más y otros menos amigos. Quizá con McEnroe, con Lendl y Noah, somos de la misma generación (nacidos entre el 59 y 60), nos conocíamos desde los 15 años prácticamente; y vas cambiando y empiezas a llevar tu forma de vida como crees que te conviene, pero fuera de la cancha siempre queda esa amistad y respeto, y también quedan esas picas entre jugadores.
Solo se midió una vez a McEnroe en el tour, ¿qué recuerda?
Jugamos en la cancha central de noche en Nueva York. A mí me costó mucho jugar en Flushing Meadows (US Open) por las luces, las luminarias altísimas me complicaban, me hacían difícil leer el saque, especialmente el de McEnroe. Tuve dos partidos nocturnos que realmente fueron durísimos, uno con él y otro en octavos de final con Mats Wilander que ahí sí que no la vi.
¿Las canchas de su época eran determinantes?
El circuito antes era más de especialistas, había los de arcilla, los de cancha dura y los de cancha cubierta. John por ejemplo era especialista en cancha cubierta y la de cemento siempre favoreció su juego también, más aún en la década del 80 y 90 cuando la superficie era muy rápida para favorecer a los jugadores americanos. Un poco después, con la llegada de Pete Sampras, esa cancha se mantuvo rápida para también favorecer su juego agresivo, su gran saque y todo lo que generaba él.
¿Cuáles eran las armas de McEnroe?
El saque y volea. Después, con el tiempo, su juego de fondo mejoró mucho, pero básicamente el saque y volea tenía una forma peculiar de esconder sus tiros que lo hacía complicado en el momento de jugar. Aún es un competidor innato con una voluntad por ganar y por hacer lo que había que hacer para ganar, que a veces lo llevaba a salirse un poquito de los niveles de exigencia del tenis.
¿Seguirán trayendo figuras del tenis?
Sí queremos hacerlo por muchos años más para seguir manteniendo presente esa historia que vivimos en el tenis y que generó que aparecieran otras generaciones.