El tenista español Feliciano López, favorito en el torneo de Quito, golpea la pelota. Foto: EL COMERCIO
Cumbayá está al menos 600 metros por debajo de Quito. A pesar de eso, todos los tenistas del Ecuador Open, ganadores y perdedores, han hablado del problema que les genera los
2 200 metros sobre el nivel del mar de las canchas del Club Jacarandá.
“Aquí no se puede aplicar ninguna estrategia, solo hay que tratar de pegarle a la pelota”, declaró el chileno Nicolás Jarry, una de las atracciones del ATP. “Es difícil controlar la pelota porque vuela”, fueron las palabras del español Albert Montañés, después de ganar al colombiano Santiago Giraldo.
Para este primer ATP 250 que se juega en Ecuador no se descuidaron detalles. Y las pelotas con las que se disputa el torneo fue uno de los aspectos en los que se puso mayor atención. Por eso, los organizadores del certamen pidieron a la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) una recomendación de cuáles pelotas debían usar.
Para las ciudades de más de 1 500 metros sobre el nivel del mar, la ATP recomienda las pelotas ‘Wilson High Altitude’, que saltan mucho menos y tienen un poco menos de presión que las que se usan a nivel del mar. Eso ayuda para que los jugadores puedan desplegar de mejor manera su juego.
“Esta pelota tiene menos presión y es llenada al vacío, eso ayuda a que sea un poco más lenta y entre menos rápida es la pelota en la altura, mucho mejor para los jugadores”, contó Tania Varea, Sports Marketing de Mil Deportes, distribuidora de la marca Wilson en Ecuador.
Varea comenta que la organización solicitó 90 cajas de pelotas para todo el torneo. Es decir, a lo largo del Ecuador Open se utilizarán 6 480 bolas, que fueron importadas, ya que actualmente no se las puede encontrar en el mercado.
¿Por qué tantas? La ATP ordena que en un partido se cambien las seis pelotas que se usan, cada tres ‘games’. “Con el paso de los puntos la pelota pierde la felpa que tiene, eso la hace más rápida y la diferencia en la cancha se siente, por eso lo mejor es cambiar las pelotas”, reveló Varea.
La mejor manera de contrarrestar la velocidad de la pelota y la altura de Cumbayá es el saque. Un potente servicio le puede asegurar al jugador para que su rival no devuelva la bola, o que tenga que esforzarse mucho para hacerlo. Así los puntos serán mucho más cortos y el desgaste será menor.
“En Quito la bola vuela mucho, es difícil controlarla, va rápido y la pelota que se está usando pica un poco menos de lo normal y un buen saque ayuda a los jugadores porque es difícil devolver. Normalmente en estas ciudades les va mejor a los que sacan bien”, dijo el argentino Andrés Schneiter, entrenador de Giovanni Lapentti y del brasileño Joao Souza.
Otro que cree que un buen saque será un factor diferenciador en el ATP 250 de Quito es Raúl Viver, capitán de Copa Davis de Ecuador. “Creo que se está usando una buena bola, he visto un buen nivel, incluso hay peloteos que se asemejan mucho a las condiciones del nivel del mar. Los jugadores tienen que adaptarse a los cambios y en la altura la pelota vuela más. Un servicio rápido, como tuvo el español Albert Montañés ante Santiago Giraldo, va a ayudar mucho”.
Y así ha ocurrido en lo que va del torneo. Los servicios más veloces han tenido éxito, como el del chileno Nicolás Jarry, que logró a sacar a 235 km/h en el partido ante el ecuatoriano Gonzalo Escobar o el del español Feliciano López que registró un servicio de 229 km/h en su victoria sobre el colombiano Alejandro González.
“A esta altura es complicado escoger una pelota que les guste a todos y es verdad que la bola es distinta a las que usamos. Pero una vez que vienes a jugar aquí, tienes que aceptar las condiciones, adaptarte y llegar lo más lejos”, dijo Feliciano López, que usó su saque como arma e hizo 10 ‘aces’ en su debut.