Gina González (d) junto a su compañero sentimental el mítico Alfredo Di Stefano. Foto: La Nación / GDA
Alfredo di Stéfano murió ayer 7 de julio, a los 88 años. Su novia, Gina González viajó a Barracas (Argentina) lugar donde nació Di Stéfano y desde ese barrio porteño envió una carta y que el diario español El Mundo publicó hoy, 8 de julio, en su versión digital.
Di Stefano hizo noticia en el 2013 cuando anunció su matrimonio con Gonzalez, una mujer de 38 años de edad de nacionalidad ostarricense y que era su asistente personal.
Tras el anuncio sus hijos se opusieron y llevaron el caso a la Justicia y consiguieron la declaración de incapacidad y la custodia del ex jugador.
Gonzalez llegó a denunciar incluso en la Federación de Fútbol Asociado (FIFA) , la UEFA y la Federación española de Fútbol, que a su novio (Di Stefano) le habrían quitado la libertad.
Al respecto, el propio jugador argentino, conocido como la ‘Saeta Rubia’, defendió a sus hijos afirmó que no estaba asilado sino que permanecía en compañía de su familia.
En abril del 2013, Di Stefano anunció que estaría dispuesto a casarse con Gina. El exjugador del Real Madrid murió sin poder leer la carta .
A continuación un fragmento de la carta que inicia con el mensaje ‘Querido Alfredo’ y en cuya firma se escribe el seudónimo de ‘Cachorrita’.
“Querido Alfredo,
Este periódico me ha vuelto a contactar para que según ellos responda algunas preguntas. Hacerlo sería señalar a mucha gente que aprecias y eso no te gustaría. Cuando estaba contigo y cumplías años no dejaba de darle gracias a Dios por regalarme un año más contigo; hoy no puedo decir lo mismo. Lo más probable es que esto no lo llegues a leer, mucha gente correrá a quitarte el periódico de las manos para que no me leas, para que no me extrañes, para que no me recuerdes. Qué ilusos, porque nunca nos hemos separado, las almas gemelas se pueden separar físicamente, pero nunca espiritualmente. Al menos eso me enseñó una amiga, dice también ella que tú siempre serás mío, pero que no todas las almas gemelas están destinadas a estar juntas(…) ¡Estuvimos cerca de firmar ese maldito papel que no necesitábamos! Ojalá nunca me hubieras dicho que nos casáramos, ojalá yo hubiera sido menos egoísta para haberte dicho no”.