La incursión del presidente de Bolivia, Evo Morales, en el fútbol profesional de su país a sus 54 años levanta polémica entre los que apoyan y los que critican su decisión que, según él, solo busca “incentivar” el deporte.
Para unos, la incursión del gobernante en la competencia profesional puede ser positiva como mecanismo de marketing e imagen para, pero negativa en los resultados deportivos y un dolor de cabeza para su técnico, el argentino Néstor Clausen.
Para Mario Conembold, presidente del Sport Boys de Santa Cruz que fichará a Morales en la Liga, “esto es serio, otra cosa es que sea distinto, nuevo, nunca hecho ni visto antes. Ojo, no será un partido más para nadie con Evo dentro de la cancha”.
Enfrentar a Sport Boys integrado por Evo Morales con el 10 en la espalda “puede ser una desventaja, porque será como jugar con un jugador menos”, opinó en cambio Enrique Parada, lateral del tricampeón The Strongest.
Según Sergio Apaza, uno de los técnicos más exigentes del fútbol local, “si alguien le está diciendo al presidente que va a ser un boom mundial, le está haciendo meter la pata. Que no se deje llevar por gente que le está aconsejando mal”.
Milton Melgar, excapitán del seleccionado nacional, que fue ministro de Deportes de Evo Morales, le recomendó al presidente no jugar en la liga. “Eso hay que dejarlo a los profesionales”, declaró al diario La Razón.
En ese mismo diario, el periodista Julio Peñaloza dijo que “como ningún gobernante lo advirtió antes, el fútbol es un activador de cohesión social” y “será siempre, en primer lugar, un juego”.
En todo caso, Peñaloza dijo que “Evo está jugando (ahora como presidente) todos los partidos que en su infancia probablemente no pudo jugar” y que si bien es “un futbolero” cuando va al estadio “es primero un futbolista y prefiere estar en la cancha”.
El presidente aprovecha cualquier oportunidad para jugar, en cualquier parte del país e incluso en canchas pequeñas como capitán y con la camiseta 10 del equipo de la presidencia, que integran varios ex jugadores del seleccionado nacional.
En el 2006 fue intervenido de urgencia en el tabique nasal que se facturó al chocar con el arquero del equipo rival jugando fútbol de salón. El año pasado sufrió un desgarre fibrilar que lo alejó de las canchas por un tiempo.
En el 2010 los médicos lo “suspendieron” por diez días a raíz de un golpe de un rival al que el mandatario le propinó un rodillazo en la entrepierna cuando era amonestado por el árbitro.
Pese a ese antecedente, sus posibles rivales le jugarán de igual a igual. “Todos los rivales iguales. Chicos, grandes, experimentados o no, marco de la misma forma, con fuerza, sin mala intención”, dijo el paraguayo Nelson Cabrera, de Bolívar.
Según el argentino Marcos Barrera, defensor de The Strongest, “ser futbolista profesional es mi trabajo, por tanto uno tiene que cuidar lo suyo. Si hay que ir fuerte (a marcar a Morales) lo haría como si se tratara de cualquier jugador”.
En todo caso, Clausen, su futuro DT, no lo considera “un refuerzo” sino “una jugada de marketing” del club y que tal vez integre el equipo de 15 a 20 minutos aunque todo “dependerá de lo que diga el presidente”.
El Sport Boys ya ganó, dijo su presidente. “Andábamos rogando a los auspiciadores antes de subir a la Liga. Desde que salimos con este anuncio los auspiciadores andan detrás de nosotros porque saben que la camiseta dará la vuelta al mundo”, dice.
Según Cronembold, que tiene todo listo para fichar a Morales para el próximo torneo, “tendremos taquilla volteada. Irán los que no lo quieren y los que lo quieren. Unos querrán ver si se cae, le hacen falta o hace un mal pase