El microtenista ecuatoriano de 27 años se entrena en Cuenca para los Juegos Sudamericanos en Bolivia. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO
Alberto Miño reside en Europa desde septiembre del 2009. Se alejó de su familia con el propósito de mejorar la técnica del microtenis. Son cerca de nueve años y aún no se acostumbra. Extraña a sus padres y a sus tres hermanas; también echa de menos los bolones, el encebollado y el verde.
No es el único ‘trotamundos’ del hogar. Sus hermanas mayores: María Gabriela y María Fernanda también dejaron Guayaquil, su ciudad natal, y emprendieron nuevos rumbos. Ellas residen en Estados Unidos y Escocia, por cuestiones laborales y académicas.
Jorge Alberto, en cambio, vive en Alemania desde enero del 2013. Primero llegó a Grenzau, pueblo cerca de Fránkfort. Ahora reside en Dusseldorf, que está a siete minutos en autobús del Centro Nacional de Entrenamiento de Tenis de Mesa. Allí se entrena con los mejores exponentes europeos.
Antes de llegar a Alemania, residió en Francia. En septiembre del 2009 se unió al club Bayard Argentan. Esa opción se concretó tras ganar el Circuito Mundial de Tenis de Mesa, realizado a finales del 2008 en Cuenca. La final fue con el francés Victorie Leguen.
El seleccionado nacional de 27 años, 126º del ‘ranking’ mundial, contó que en ese entonces fue un honor ser invitado por el club francés. Pero sus padres: Alberto Miño y Sonia Puga, cubrieron la mayor parte de los gastos de su viaje, estadía y alimentación.
“No es nada fácil entrenarse y vivir en Europa, al inicio se me hizo muy complicado debido al cambio de cultura, de alimentación, del clima”, recordó el mejor microtenista ecuatoriano. Él, en estos días, se entrena en Cuenca antes de su participación en los Juegos Sudamericanos con sede en Cochabamba, Bolivia.
A su criterio, la situación de vivir solo en el extranjero se complica aún más cuando no se maneja el idioma. No tiene problemas con el inglés, pero sí con la lengua alemana. Él insiste en que nada se compara con el calor de hogar, pero que los sacrificios son necesarios.
El tricampeón sudamericano está convencido que la Bundesliga Alemana de Tenis de Mesa es la mejor de Europa, porque allí compiten los campeones mundiales y olímpicos. Se siente privilegiado de entrenarse y competir con ellos. “He mejorado mi técnica y me he ganado un nombre”.
En Alemania primero defendió al club TTC Zugbrücke Grenzau y ahora lo hace por el 1.FC Köln. Allí, el club le cubre algunos de sus gastos. También le ayuda la beca que recibe del Ministerio del Deporte. Él está en la categoría Alto Nivel, cuya remuneración mensual es de USD 1930.
En lo sentimental, está soltero y sin compromiso. “Estoy enfocado en el tenis de mesa y hay que darle tiempo al tiempo”. No se apresura. Cuando tiene días libres prepara algún plato ecuatoriano. Pero está acostumbrado a la comida alemana, que se basa en menú equilibrado entre proteínas, carbohidrato y grasas. Él y sus compañeros ingieren pastas, carnes rojas, pollo…
Pese a que seguirá extrañando a su familia, a la que visita cada medio año en Guayaquil o aprovechando alguna competencia, su reto es seguir mejorando en todos los aspectos. Su objetivo es terminar este año entre los 100 mejores del ‘ranking’ mundial. “Son palabras mayores en microtenis”.
En los últimos años, las redes sociales son sus mejores aliadas para mantenerse en contacto con sus seres queridos, especialmente con sus padres y su hermana menor, quien estudia en una de las universidades de Guayaquil. Se siente un verdadero profesional del tenis de mesa y sabe que debe afrontar cualquier adversidad. “Los triunfos se disfrutan mejor cuando se superan los obstáculos”.