No nos confundamos. Los grandes derrotados con el debut victorioso del DT Reinaldo Rueda no son los mexicanos. Los verdaderos vencidos son los históricos de Ecuador, los Ivanes, Edisones, Sombritas, Nines, Supertenos y demás que un día fueron lo máximo: el nuevo estratega demostró que la Tricolor sí puede jugar bien y hasta ganar sin ellos. O sea, dejaron de ser referentes.
Rueda abrió la ventana, entró brisa fresca y, quizás sin querer, puso punto final a la era de los jugadores que, aunque son suplentes en Europa, pueden ser titulares en la Selección.
Si Rueda se mantiene fiel a sus ideas, nunca más vestirán de amarillo los panas sino los profesionales, los que mejor estén en ese momento. Parece que, desde ahora, si alguno de los ex referentes quiere regresar a la Selección, deberá ganarse ese derecho en la cancha y no telefoneando a los directivos ni recordando batallas del pasado, gloriosas, pero añejas. El futbolista moderno se gana su puesto día a día.
Ojalá que el triunfo sobre México no sea un espejismo, un engaño. Sería triste que el mejor partido que ha jugado Ecuador desde el Mundial del 2006 apenas sea un paréntesis. Hay equipo para atreverse a más.