La humanidad ha consumido en menos de ocho meses del 2015 los recursos naturales que el planeta puede reponer en un año. A partir de hoy (14 de agosto del 2015) entró en “déficit ecológico”, por lo que gastará los bienes naturales del 2016. Pero esta alerta no es nueva, ya se lo hizo el año pasado cuando el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) junto con Global Footprint Network (GFN) presentaron el informe Planeta Vivo 2014.
En este documento se enfatiza que los seres humanos precisan el equivalente a 1,5 planetas para satisfacer su demanda de recursos. “Si se mantiene esta tendencia, necesitaremos al menos tres planetas para abastecernos en 2050″.
Este exceso ecológico es posible, por ahora, porque la humanidad puede talar árboles a mayor velocidad que el tiempo que tardan en crecer, pescar más peces de los que los océanos pueden criar, o emitir más dióxido de carbono a la atmósfera de lo que los bosques y océanos pueden absorber.
Según la WWF, en este año, la absorción de gases de efecto invernadero requerirá hasta el 85 % de la capacidad del planeta; haría falta el doble de la biocapacidad actual de los bosques para absorber todo el carbono emitido por la humanidad a la atmósfera.
El acuerdo global que debería alcanzarse en la próxima Conferencia de las NN.UU. sobre el Cambio Climático, en diciembre próximo en París (COP21), con el fin de recortar el uso de combustibles fósiles es fundamental para frenar el crecimiento de la huella ecológica humana.
La huella ecológica suma todos los bienes y servicios ecológicos que demanda la humanidad y que compiten por el espacio. Incluye la tierra biológicamente productiva (o biocapacidad) necesaria para cultivos, pastoreo y el suelo urbanizado, zonas pesqueras y bosques productivos.
También incluye el área de bosque requerida para absorber las emisiones adicionales de dióxido de carbono que los océanos no lo pueden hacer. Tanto la biocapacidad como la huella ecológica se expresan en una misma unidad: hectáreas globales (hag).
El carbono emitido en la quema de combustibles fósiles ha sido el componente dominante de la huella ecológica de la humanidad por más de medio siglo y sigue aumentando. En 1961, el carbono representaba el 36% de la huella ecológica total; en 2010 alcanzó el 53%. En este estudio aparece una prioridad global clave que es la de desvincular la relación entre huella y desarrollo. Mientras los países de altos ingresos tienen una huella ecológica cinco veces superior a los de bajos ingresos, la investigación demuestra que es posible aumentar el nivel de vida al tiempo que se restringe el uso de recursos.
La huella ecológica del Ecuador, según el último estudio del Ministerio del Ambiente, muestra una tendencia creciente a través de los años. Del 2008 al 2009, la población del país se incrementó 1,8%, pero la huella ecológica per cápita aumentó 6,11%, pasando de un consumo de 1,53 hag a 1,62 hag per cápita en un año, aunque aún es menor a la media mundial. El principal factor de variación de este indicador no es el crecimiento demográfico, sino el crecimiento de la demanda de recursos por persona. Hay un aumento de tierras de cultivo, pastizales e infraestructura.