El Ecuador cerró el 2015 con 357 892 desempleados, 13% más que en el 2007, que sumó 316 697 y si se compara el porcentaje de los desocupados con relación a la Población Económicamente Activa (PEA) de ambos años no hay una variación significativa: la tasa de desempleo del 2015 fue de 4,77%, mientras que en el 2007 fue de 5%.
Durante estos nueve años, la población activa creció 18%, al pasar de 6,3 a 7,4 millones de personas. En otras palabras: ingresaron al mercado laboral 1,1 millones de personas desde los 15 años (edad mínima para trabajar), pero la creación de puestos de trabajo ha sido limitada.
Para el consultor en talento humano, Eddy Troya, se pudiera decir que hay un estancamiento de los indicadores laborales, pese al crecimiento poblacional, pero considera que a estos indicadores hay que tomarlos con pinzas y segmentarlos más para tener una información certera.
Explica que si bien la fuerza laboral crece por naturaleza, el problema de la economía es que falta un equilibrio entre la oferta de empleo cada vez más calificada y la demanda del mercado.
Mariela Viteri, de 39 años, sabe lo difícil que resulta encontrar un puesto en su carrera. Estudió Laboratorio clínico en la U. Central y tiene 15 años de experiencia, pero desde hace cinco meses no logra ubicarse nuevamente. “A veces pienso que es por mi edad, otras creo que el problema es mi preparación, pero también me han preguntado por qué quiero ganar solo el básico…”.
Roberto Nogales, de 38 años, en cambio, regresó al país tras 16 años de vivir en EE.UU. y busca empleo desde abril del 2015. Este bachiller bilingüe ha dejado su currículum en varios lugares sin resultado así que se convenció de que su problema es lo académico. Empezó a estudiar en la universidad con la esperanza de tener más oportunidades.
La tasa más alta de desocupación a escala nacional en estos años se registró en el 2009: 6,47%. En las zonas urbanas llegó a 7,89% frente a 3,57% en las áreas rurales.
En los siguientes años descendió hasta llegar a la tasa más baja de nueve años, en 2014, que fue del 3,8%, pero en el 2015 volvió a subir al 5%, según las cifras oficiales del INEC.
Troya cree que la caída del empleo en el último año se debe a tres factores: falta de liquidez de la economía, contracción de los negocios, nerviosismo y especulación de ciertos sectores. Esto a su vez provocó que las empresas prefieran precautelar sus intereses antes que arriesgarse a invertir o abrir nuevos negocios.
La firma Deloitte realizó una encuesta en 2015 sobre la desvinculación y rotación de personal en los sectores industrial, comercio y de servicios. De una muestra total de 65 700 empleados se determinó que el 15,6% fueron desvinculados, en promedio.
Las actividades económicas en donde más ajustes se identificaron en el estudio fueron las relacionadas con petróleo, construcción y consumo masivo con un 18,8% de desvinculaciones. El costo salarial de la nómina es un indicador significativo en empresas que demandan un mayor número de trabajadores como las constructoras o florícolas. Al reducir este costo se puede de alguna manera equilibrar las cuentas y sostener un margen de utilidad, enfatizó Deloitte.
Entre quienes más han sufrido los despidos están personas que no poseen formación académica superior, según el análisis de Deloitte. Quienes sí tienen su título suelen ser desvinculados en función de varios criterios: categoría de su universidad, historial académico, nivel de desempeño, antigüedad, etc.
Edwin Moreano, de 46 años, es chofer profesional y lleva dos meses sin empleo. Dice estar dispuesto a trabajar en lo que fuera, aunque su esperanza está en el Metro de Quito. La mañana del 25 de febrero del 2016 madrugó a Conquito, para dejar su hoja de vida.
Kleber Mantilla, profesor universitario de 47 años, recibió la notificación de su desvinculación el miércoles 10 de febrero del 2016, luego de seis años de impartir clases de periodismo. Junto con él salieron otras 308 personas. Ha dejado hojas de vida en algunos lugares, pues tiene que pagar una hipoteca y las colegiaturas de sus hijos. También ha pensado en instalar una pequeña empresa con algunos colegas para dictar capacitaciones o hacer investigaciones.
Jóvenes entre 15 y 24 años padecen más por un empleo
El desempleo afecta más a los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad (ver cuadro interactivo). Belén Montalvo, de 24 años, ha trabajado en el área de servicio al cliente, pero desde hace un mes está desempleada y su madre ya no puede pagarle los estudios universitarios. “Este ha sido otro problema, no he podido estudiar en una universidad pública por no alcanzar el puntaje para la carrera que quiero. Para estudiar debo trabajar y no encuentro un empleo”.
Para Troya, el principal problema de los jóvenes se concentra que en que la universidad les forma bajo su criterio, programas, condiciones y no hay un vínculo directo con los potenciales empleadores y sus necesidades. De ahí que al salir con sus títulos se encuentran con una realidad que ya no existe.
Para las autoridades del Ministerio de Trabajo hay expectativas de que se precautele el empleo en el 2016, gracias a los incentivos anunciados. Entre ellos: la doble deducibilidad de los costos de afiliación del IESS por cada nuevo empleo que se genere en una empresa; la exoneración del adelanto del Impuesto a la Renta y la flexibilidad en la contratación laboral.
Esmeraldas, entre las más afectadas por el desempleo
Patricia Trejo, de 35 años, estudió cuatro años una licenciatura en Informática Educativa en la U. de Esmeraldas. Pero desde que se graduó hace cuatro años ha dejado más de 20 carpetas junto con otras 50 compañeras de la misma carrera. Apenas 15 han encontrado una plaza, el resto sigue esperando. Para solventar sus gastos enseña danza afroesmeraldeña a niños, por lo que reúne USD 300 al mes.
Esmeraldas terminó el 2015 con una tasa de desempleo del 7,8%, la más alta frente al resto de provincias de la Costa y Sierra (ver cuadro interactivo). Durante los nueve años de análisis, el porcentaje de desocupados ha oscilado, entre el 5 y 8%.
Al comparar el número de personas sin empleo, entre 2007 y 2015, se ve un incremento del 83,7%, mientras que la fuerza laboral registró un aumento del 30,6%. En este período hay más personas que se quedan sin una plaza de trabajo que los que entran al mercado laboral.
Para el especialista en derecho laboral, Félix Preciado, el problema del desempleo en Esmeraldas se debe a la falta de industrias y no hay un proceso de modernización del turismo permanente y no de temporada, que promuevan el empleo. Esto alienta a que la gente migre a otras provincias a buscar un empleo.
Otro factor es la burocratización de la provincia, la mayor cantidad de empleo está relacionado con el Estado. En los últimos nueve años se han dado empleos temporales en las obras gubernamentales, como el sistema de puentes, puerto pesquero, rehabilitación de la Refinería, etc., pero se terminan los proyectos y las cifras de desempleo vuelven a subir.
Lino Cruz, de 34 años, lleva seis meses sin empleo. En su anterior trabajo, donde era ayudante en un carro distribuidor de bebidas, se realizó una reducción de personal y salió tras casi dos años. Ahí ganaba USD 400 al mes para cubrir los gastos de cuatro personas. Desde que está sin trabajo madruga hasta el Parque 20 de Marzo de Esmeraldas para ofrecer servicios de reparación de daños eléctricos con otros 10 compañeros.