En diferentes hospitales del país se han registrado compras irregulares durante la pandemia por el covid-19. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Mientras el coronavirus se ha expandido por el Ecuador, en el interior de una veintena de hospitales públicos se han tejido procesos de contratación por USD 14,8 millones y hoy están siendo investigados por tener indicios de irregularidades.
Una vez que las autoridades de las casas de salud se acogieron, en marzo del 2020, a la declaratoria de emergencia sanitaria se propició el mejor escenario para contratar sin concurso público y de forma directa.
Este tipo de procedimientos, en los que se evidencian sobreprecios e incumplimientos en las fases precontractual y contractual, no es nuevo. Se constató, por ejemplo, tras el terremoto que sacudió Manabí y parte de Esmeraldas en abril del 2016.
Pero esta vez ha generado una doble conmoción entre los ecuatorianos, pues durante la pandemia hay más de 10 000 muertes inusuales y más de 30 000 infectados con el letal virus, que ubica al país entre los 10 más afectados del Planeta.
EL COMERCIO DATA revisó las adquisiciones publicadas en el portal del Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) de 13 casas de salud denunciadas, investigadas o allanadas, las cuales han realizado 124 procesos de compras de medicamentos, insumos y dispositivos médicos. Cinco pertenecen al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y ocho al Ministerio de Salud Pública (MSP).
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Otros ocho hospitales, también en observación, no han publicado ninguna contratación por emergencia, entre el 24 de marzo al 13 de mayo del 2020. Estos son: Martín Icaza de Los Ríos, General de Babahoyo, Abel Gilbert, Monte Sinaí, Guayaquil Nª 2 de la Policía.
En este grupo también se encuentran el Eugenio Espejo, Enrique Garcés y el Baca Ortiz, todos de Quito. Aunque este último publicó dos compras por USD 153 000, realizadas a través de régimen especial, otra forma de adjudicar de forma directa.
Ivar González dejó la gerencia del pediátrico el 30 de abril del 2020, mientras que Pablo Izquierdo, renunció al mismo cargo, en el Eugenio Espejo, un día después con una carta pública en la que reconoció haber estado dentro de un “riñón mafioso” y no haber sido parte este. “Realmente quiero exponer mi vergüenza y mi impotencia, al conocer que no disponíamos de lo más elemental para enfrentar esta pandemia y que fuerzas poderosas son las que gobiernan el hospital. Fichas de ajedrez que se mueven en un tablero corrupto de intereses que solo se dedican a negocios de más de un millón de dólares”, expuso sin detallar los casos de corrupción.
De las 124 compras analizadas, hay un proceso que fue declarado desierto por el Hospital General Ibarra del IESS, luego de haber adjudicado el contrato de mascarillas N95 por USD 98 864, pues la contratista no pudo cumplir con el pedido.
Sin esta adquisición, los 13 hospitales han gastado USD 14,8 millones, de los cuales el 83,5% (USD 12,45 millones) está en el Guasmo Sur, Los Ceibos, Teodoro Maldonado Carbo, General Machala y Verdi Cevallos de Portoviejo.
Cabe anotar que el Teodoro Maldonado del IESS no publica los procesos como el resto de instituciones; el gerente, Jean Grunauer, subió al portal del Sercop un informe de nueve páginas del 22 de abril del 2020, en que detalló seis contratos con valor global y proveedor adjudicado de cada uno.
Pero no se sabe cuáles fueron los precios unitarios de cada producto y cómo se llegó a firmar los contratos u órdenes de compra con los proveedores finales.
De forma general, los contratistas que ganaron los 124 contratos de manera directa- tras supuestos estudios de mercados por parte de los contratantes- suman 106, pero apenas 20 concentran el 70% del monto global contratado.
Fundas para cadáveres desde USD 22,30 hasta 148,50
Entre los escándalos por sobreprecios más sonados desde inicios de mayo está la adquisición de fundas para embalar cadáveres. Seis centros médicos compraron este producto, que según la Fiscalía, tiene un valor referencial de USD 12.
A inicios de abril del 2020 en los hospitales Alfredo Noboa de Guaranda y General de Ibarra se adquirieron 100 y 200 fundas a USD 65 y USD 75, respectivamente. Esto representa un incremento respecto al costo referencial del 441,6% y 525%.
Pero el escándalo no se dio por la compra de estas dos casas de salud, sino por la realizada en Los Ceibos de Guayaquil, en donde se dio el epicentro de la crisis sanitaria. Ahí el precio subió 1 137,5% al negociarse 4 000 bolsas en USD 148,5 cada una.
Tras esta sonada compra hay otras tres entidades que también demandaron fundas debido al aumento de muertes por covid-19, pero también lo hacen con montos excesivos. Guasmo Sur, también del Puerto Principal, adquirió a una empresa de materiales médicos que fue constituida en 2017 y que desde entonces no ha pagado impuestos, 600 fundas a USD 131,20, la unidad.
En una segunda adquisición de 120 fundas, el monto unitario escaló a USD 140 y se compró a una persona que en el SRI registra menos de USD 200 de Impuesto a la Renta, en los dos últimos años.
El General de Machala del Seguro Social, en cambio, negoció en USD 60 por cada una de las 1 000 bolsas contratadas y el Teófilo Dávila fue el que menos precio tiene: USD 22,30, pero sigue teniendo un sobreprecio del 85,8%.
Batas, gorros y zapotes quirúrgicos con diferencias significativas de precios
Otro producto demandado por cinco instituciones es la bata de manga larga, ya sea en talla mediana o grande. El General de Ibarra canceló USD 2,20 por una de estas batas, que en esta pandemia se descartan tras su uso, mientras que el Guasmo Sur pagó hasta USD 8.
Junto con estas batas, el personal de salud utiliza también los gorros quirúrgicos, cuyos precios varían entre 0,10 centavos de dólar (General de Ibarra) y 0,85 centavos de dólar (General de Quevedo).
Esta diferencia de USD 0,75 a simple vista no parece tan importante, pero hay que tomar en cuenta que en estos procesos se negocian miles de unidades de cada producto, por el que el monto total por contrato sube significativamente.
El Hospital General de Quevedo canceló USD 22 540 por 26 580 gorros, pero si hubiera negociado a USD 0,10, el precio más bajo del General de Ibarra, la cuenta sería de USD 2 658. Una diferencia de casi USD 20 000.
En los zapatones quirúrgicos también se observan diferencias en los mismos centros de salud del IESS, en Ibarra se negociaron a USD 0,28 y en Quevedo a USD 0,88. Aquí son 60 centavos de diferencia que si se calcula por la misma cantidad requerida de 26 580 unidades, el valor a pagar con el menor costo es de USD 7 442 y con el mayor sube a: 23 390.
Overoles impermeables desde USD 1,50 hasta 40
Los trajes de protección contra riesgos biológicos y, que tanto se han difundido para usar dentro y fuera de los hospitales, tienen una enorme gama de precios en seis entidades sanitarias.
El Docente de Ambato optó por la oferta de USD 39,90 de entre otras cuatro cotizaciones por cada overol impermeable, desechable, hecho en polietileno con capucha. Por 4 836 unidades canceló USD 192 956,40 a una persona natural, cuya actividad económica es el transporte terrestre de pasajeros y no registra pago de Impuesto a la Renta, según el Servicio de Rentas Internas (SRI).
El Guasmo Sur también compra overoles impermeables, pero hace tres contratos de 5 000 prendas cada una con tres personas naturales distintas que venden instrumental médico por el mismo precio unitario: USD 34,50. En total gastó poco más de medio millón de dólares.
También concreta otra negociación a USD 30 cada uno, pero con una empresa a la que solo compra 725 trajes.
La adquisición de este tipo de prenda que más llama la atención por su valor de apenas 1,50 es la que se realizó en el Hospital Luis G. Dávila de Carchi con una persona natural, que se dedica a la venta al por mayor de productos de limpieza.
Otra forma de comprar es por kits de protección, que incluyen overol, mascarilla N95, par de zapatos con base de neopreno, gafas y un par de guantes. El hospital provincial de Portoviejo Verdi Cevallos, por ejemplo, firmó una orden de compra en que no se especifica el precio unitario de cada elemento. Simplemente pagó USD 58,04 por cada uno de los 384 que solicitó. Esto significó casi USD 25 000 con IVA.
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La compra de medicamentos no se queda fuera
La adquisición de medicinas es extensa pero hay ejemplos que evidencian que el modus operandi es similar a los de insumos. La azitromicina en pastilla de 500 mg, que se usa como parte del tratamiento de covid-19 y que no supera los 0,35 centavos de dólar, en estas adquisiciones se ve que se paga hasta USD 1,66. Esto significa un incremento del 374,3%.
Otro ejemplo: un poderoso analgésico como el fentanilo líquido parenteral 0,05 mg, el Teófilo Dávila, de El Oro, lo compra en USD 1,05, en tanto el Guasmo Sur paga el doble: USD 2,23.
Los reactivos para análisis de laboratorio son otros ítems que demandan una auditoría por las variaciones de costos, con las cuales no se observa que los hospitales no están optando por los costos más bajos.
Estas variaciones de precios se extienden a pantallas faciales, gafas, entre otros productos, que más allá de ser claves en esta crisis sanitaria, han sido el pretexto para perjudicar al erario público.
En conclusión frente a los repetitivos sobreprecios que se observan en estas compras, el Ecuador demanda que las auditorías de la Contraloría revelen estas irregularidades y en contra parte las acciones de la Fiscalía tenga eco en la justicia.