El arquitecto Daniel Moreno instaló hamacas en el interior de la casa, donde usualmente está el comedor. Fotos: Patricio Terán/ CONSTRUIR
Replantearse la función de las cosas ha sido para el arquitecto Daniel Moreno la forma de crear su espacio para vivir. Lo ha hecho a partir de propuestas jóvenes, que interfieren en el sentido común y le proveen una relación armónica con su entorno.
Para este joven arquitecto prima la comodidad. Procura configurar los espacios, es decir apropiarse de ellos desde su esencia como persona, desde lo que es, eliminando prejuicios y entendiendo qué es lo que busca y cómo se puede relacionar con el espacio a partir de eso.
Su departamento, por ejemplo, carece de un comedor al interior, pero hay tres hamacas dispuestas para brindar comodidad.
En el interior se destaca el verde. Moreno cuenta con pequeños árboles de aguacates, regados por toda la casa. Asegura que, junto a su pareja, disfrutan verlos crecer y entender cómo se desarrollan.
La madera es protagonista en esta vivienda, al igual que el verde de la naturaleza.
En el exterior, el arquitecto permanece totalmente abrazado y recogido por la vegetación, “nos sentirnos contenidos con ella”.
El comedor está allí, afuera. En ese sitio disfruta del buen clima. La pareja también cuenta con un pequeño huerto acuapónico en la casa. “Les vemos crecer a los peces, a las plantas, en un constante cuidado a las especies”. Lo mismo sucede con sus dos gatas, con quienes comparte este, su espacio cotidiano.
Entre la intención de configurar cada espacio de la casa, la pareja replanteó cómo deberían ser las cosas. Fue así que decidieron, por ejemplo, que los cuadros estén apoyados en el piso.
Hay una lámpara de dos piezas, pensadas arquitectónicamente, elaborada por el propio arquitecto, que destaca en el área social, así como unos pedazos de madera, llevados de una casa vieja. “Los troncos de madera invitan a sentarse. Es como sentarnos de otras formas, vivir el espacio de otras formas”.
Un pedazo de ventana reposa en el ingreso al departamento. Es de una casa del Centro Histórico. El arquitecto descontextualizó su uso y la ocupa como ropero. “Vamos ocupando algunos elementos, dándoles otras funciones de las que en realidad tienen”.
En la ventana de la zona social tienen totoras, que las utilizaba para cubrirse del exterior en su anterior vivienda y ahora las usa como decoración, con la intención de llevar los elementos de la naturaleza a la casa.
En la casa de este joven arquitecto hay elementos recuperados. A varios les dio un nuevo uso.
En este contexto, reinterpretado para darle otro sentido a la forma de habitar los espacios, la pareja cuenta con un dormitorio, un estudio, la cocina, un baño, la sala para compartir y la terraza donde está el comedor.
En el escritorio del estudio, así como en el comedor del exterior se colocaron prensas de carpintero para sujetar las estructuras y, además, les funciona para colgar objetos de uso diario.
Moreno comenta que lo que buscó es un espacio armónico, en el que se sienta seguro y esté en contacto con la naturaleza. Por ese emotivo, además de los aguacates, junto a su pareja mantienen especies para alimentarse como apio, acelga y lechuga en su huerto.
“Esto implica darle carácter al lugar donde vivimos. Nos preguntamos cómo deberían ser las cosas y las replanteamos de una forma que nos representen”.