En Santa Rosa de Nayón todavía se respira el olor inconfundible de la vegetación. Hay árboles y un río. Rodeada de esos recursos naturales, precisamente, está la casa del arquitecto Marcelo Touma.
Se trata de una casa de 297 m2, asentada sobre un lote de 600 m2 y con vista directa a una centena de árboles.
Muchos son de eucalipto. Están ubicados al oriente, justo por donde sale el sol. Esos rayos se cuelan por los ventanales, iluminando todas las estancias de la casa.
Touma y su esposa observan esa postal todas las mañanas desde el dormitorio principal, desde la sala, cocina y comedor. También desde el bar, el lugar preferido del arquitecto, graduado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central del Ecuador.
El piso flotante con vetas oscuras cubre el primer piso.
Esas cinco estancias funcionan en la primera planta, mientras que en la segunda hay dos dormitorios y una sala de estar. Ambas se conectan a través de una doble altura, que además permite la circulación del aire, manteniendo una temperatura ideal durante todo el día.
En ese espacio ven televisión y hacen ejercicio sobre dos máquinas elípticas. Al segundo piso conducen unas escaleras flotadas que están conectadas con un muro de concreto revestido con láminas de piedra. “Ese recurso -láminas- es una gran alternativa en la actualidad. Solo las fijas bien y las pegas con cemento”.
En el primer piso los ambientes principales están totalmente integrados. Touma tiene muchas amistades y disfruta de verlos caminar con tranquilidad por la sala, comedor, cocina. Los observa, por lo regular, desde el interior de su bar. Allí hay un banco donde se sienta para conversar y servir las bebidas a sus invitados.
Los mesones de la cocina son de granito de color negro.
Sobresale porque está conformado por una pared con fachada similar al adobe, que otorga un estilo barroco al resto de la vivienda, que es contemporánea.
Esto último se observa en la selección del color de las paredes y mobiliario: hay negro, blanco y grises. También vigas de acero que proporcionan un toque industrial, una tendencia internacional.
Para apreciar la naturaleza desde el bar basta con abrir la puerta corrediza que en su interior luce un pizarrón. Allí Touma plasma, en dibujos y letras, todas sus ideas.
El piso flotante con apariencia amaderada, en tono gris, también aporta un aire actual a la casa con cerca de 200 metros de área verde y una piscina que funciona con paneles solares, al igual que el agua caliente que consume la familia.
Ese recurso le permite estar en sintonía con las necesidades del ambiente. Tras abrir la puerta del bar también se aprecia el área BBQ, con espacio suficiente para almacenar madera para preparar asados.
La piscina se calienta mediante paneles solares.
Su casa se destaca también porque está rodeada de una fuente, que cuando está encendida emite un sonido que se conjuga perfectamente con el canto de los pájaros y el viento que corre entre los árboles. En ese lugar hay piedras de río.
Sobre la decoración, Touma la describe como simple, minimalista. En el comedor, por ejemplo, reposan tres esculturas sobre una pared de color rojo, la única que divide los ambientes que figuran en la planta baja.
En la sala hay una lámpara de pie, mientras que en las paredes cuelgan portarretratos con fotos de su esposa e hijos.
Una decena de postales familiares, precisamente, da la bienvenida a los visitantes. Están enmarcadas sobre una mesa, en el ingreso al domicilio.
Los mesones de la cocina son de granito, mientras que los muebles de madera son negros. Esos contrastan con dos sillas que lucen un tono café. En ese lugar también se congrega la familia.