Sierra Alisos se emplaza en Tambillo.
Muchas viejas casas de hacienda, que perdieron funcionalidad por el cambio de modelo productivo, se convirtieron en recintos turísticos de alta gama. Especialmente en la Sierra ecuatoriana.
Son clásicas las grandes casonas de haciendas como Chorlaví y Pinsaquí, en Imbabura, y El Callo, en Cotopaxi, por nombrar solo a tres.
Esta tendencia se ha prolongado hasta inmuebles un poco más modestos pero con el mismo aire tradicional y parecidos sistemas constructivos: adobe, ladrillo, tapial y cubiertas de teja española.
Una de las alcobas de Sierra Alisos.
Dos ejemplos son Sierra Alisos, emplazada en las faldas del Atacazo, en Tambillo; y La Jimenita, en el barrio Andrango de Pifo y limitada por el encañonado del río Chiche.
Sierra Alisos transformó la vivienda familiar del eximio ‘chagra’ Raúl Guarderas en un coqueto y acogedor hotel de campo de seis habitaciones (cuatro familiares y dos exclusivas). Se accede a ella por la hacienda Tambillo Alto, junto a las rieles del tren.
La propuesta turística de Sierra Alisos incluye recorridos dirigidos por sus 9 hectáreas de bosque montano húmedo, caminatas hacia la cima del Atacazo, recorridos en motocicletas, cabalgatas de recreación, talleres de yoga y de ayurveda…
La sala principal de Sierra Alisos.
Hay 6 500 metros de senderos que permiten el acercamiento a pumamaquis, alisos, arrayanes, quishuares, polilepis, colcas, capulíes… y a animales como los zorros, zorrillos, zarigüeyas, cervicabras… Mención especial merece la gralaria, un ave endémica dueña de un canto peculiar.
La Jimenita es otro cantar. Está ubicada a 15 minutos del nuevo aeropuerto Mariscal Sucre. Su propietaria, por cuatro generaciones, ha sido la familia Cruz López.
La volumetría principal de La Jimenita.
Sus miembros habilitaron 14 suites, áreas sociales, restaurante, miradores, patios interiores y jardines, con ambiente de hacienda con todas las comodidades. La rehabilitación de la casa contempló baños privados -con duchas de hidromasaje- para cada suite.
La Jimenita también ofrece una bitácora ecológica por sus campos, que registran 120 especies de pájaros, colibríes y rapaces… El descenso por un túnel preincaico desde la casa hasta la ribera oriental del río Chiche es una experiencia única e irrepetible.
Una alcoba de La Jimenita.