Casa Horizontal, ubicada en Zámbiza, es una obra de Juan Tohme que se apropia del paisaje exterior con ventanales. Foto: cortesía Jag Studio.
Un fuerte contacto con el exterior, reducción del consumo energético, elegancia y transparencia son algunas de las bondades que otorgan las ventanas del piso al techo.
Se trata de una apuesta que se incrementa en las viviendas que se construyen en las diferentes ciudades del país, sobre todo, en aquellas que están rodeadas de vegetación.
Su incorporación, según los especialistas, se plantea desde la concepción de la idea hasta su materialización.
El arquitecto Felipe Escudero indica que con el uso de ese recurso se logran varios resultados, dependiendo del diseño y de la calidad de los vidrios.
Lugar de circulación, en casa del Arq. Mauricio Moreno. Foto: Julio Estrella / CONSTRUIR.
Sin embargo, asegura que el principal propósito es generar transparencia entre el interior y exterior de una edificación, creando la sensación de estar en un solo espacio.
Aclara que hay que tener cuidado con el uso de ventanales en el caso de tener objetos, materiales u obras de arte que se puedan dañar con los rayos del sol. Eso, a pesar de que el mercado ofrece gran variedad de vidrios que controlan el paso de los rayos UV.
El arquitecto también prefiere evitar ventanales cuando un diseño quiere enfocarse en el espacio interior o busca mantener privacidad.
Para el arquitecto Juan Tohme, ese recurso es una oportunidad para apropiarse del paisaje lejano, desde el interior de la vivienda. “Un maestro de la arquitectura, en uno de sus libros, plantea que el muro con perforaciones es más muro que sin ellas”, comenta.
En Recycling Housing, de Juan Tohme, la luz se cuela por los ventanales. Foto: cortesía Bicubik Photography.
La recomendación de este arquitecto es que se realice un estudio minucioso de las necesidades puntuales del espacio, ya que no en todos los casos se consigue la integración con el paisaje exterior que rodea a la casa o departamento.
“Hay excepciones. En algún caso, por ejemplo, puede pasar que el paisaje no era lo más importante sino la incorporación de luz”, sostiene Tohme.
Teniendo en cuenta esos factores, y si se toma la decisión de vivir entre una arquitectura transparente, se debe también controlar el ambiente interior.
Para ello, los vidrios ‘cool-lite’ son una opción. Estos proveen transparencia, pero también protegen térmicamente el interior. Además, se ocupan de los rayos UV.
Casa Roca, obra de Felipe Escudero. Está en Cumbayá. Foto: cortesía Saúl Endara.
Su tecnología también tiene ventajas estéticas, ya que la calidad del vidrio incide en el impacto de la fachada.
Para el arquitecto Escudero, los ventanales de piso a techo funcionan con perfiles robustos de PVC, que trabajan mejor en la dilatación con el cambio de temperaturas.
Además, actualmente esos sistemas vienen con herrajes de mejor calidad, que duran con el paso del tiempo y el alto tráfico.Eso deja en evidencia que la seguridad y funcionalidad son tan importantes como la estética de los ventanales.
Joan Proaño usó este recurso para crear transparencia en su vivienda. Foto: Vicente Costales / CONSTRUIR.
Con aquello coincide Sapthy Muñoz, del equipo de marketing de Cedal. Ella sugiere la incorporación de vidrio-cámara o doble vidrio hermético, que está conformado por dos vidrios con una cámara de aire deshidratado en el centro. Eso ayuda en el control climático, térmico, acústico y energético.
La propuesta es un resumen de lo que trae consigo la arquitectura moderna que, como lo puntualiza Tohme, “dejó de ser estática y pasó a ser dinámica. El paisaje es ahora para nosotros una dimensión más”.