Muros de piedra, techos de paja tejida y jardineras con forma de chakana, cruz andina sagrada, son algunas de las características que marcan el estilo del centro turístico Pucaratambo.
La majestuosidad del volcán Imbabura y el lago San Pablo se observan por uno de los ventanales de la Casa Echeverría, uno de los íconos arquitectónicos de Otavalo.
Cuatro discotecas y un restaurante ubicados en el balneario de Las Palmas, Esmeraldas, conservan detalles ancestrales utilizados anteriormente en la construcción de viviendas.
Un ambiente natural y la oportunidad de hospedarse en chozas indígenas similares a las originales, pero más cómodas, forman parte de la oferta turística de la comunidad La Esperanza, en Colta.
Desde el cruce del estero Tachina se observa una de las hosterías que fusiona rasgos ancestrales de dos culturas, como la de los montuvios manabitas y del pueblo afroesmeraldeño. Las cabañas que se construyeron evocan la forma de vida del hombre montuvio dedicado a las labores del campo y sus caballos, como parte de su actividad diaria.
Uno de los sitios más concurridos de Sangolquí, cabecera cantonal del cantón Rumiñahui, es el redondel que se forma entre las avenidas Abdón Calderón y General Enríquez.
Los techos tejidos con paja toquilla caracterizan al Centro Turístico Sinchi Warmi, situado en Tena, Napo. Allí se da servicio de alimentación con platillos típicos y hospedaje en cabañas inspiradas en las construcciones ancestrales de la nacionalidad Kichwa.
Ver la playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas desde arriba tiene un componente adicional: las viejas chozas construidas con técnicas ancestrales combinadas con la naturaleza.
Contribuir con la consolidación del país como un destino ideal para el turismo de reuniones. Este es el objetivo de Mina Ecuador, un proyecto que se levanta en la parte alta de la cantera de Bellavista, con una vista privilegiada del entorno.
Los techos de paja y las paredes de tapia, que son parte de la Asociación de Turismo Comunitario de Palacio Real, están entre los espacios promocionados a los turistas. La infraestructura cuenta con un restaurante de estilo andino, chozas para hospedaje, una plaza artesanal y un museo.
Un manto blanco cubre la selva. El olor a humedad inunda el ambiente. Unas pequeñas gotas mojan levemente la piel. Y el dominante color verde se apodera del paisaje.
Desde el perfil costanero se observa una gama de plantas ornamentales que acicalan los complejos turísticos del sector Huertos Familiares, ubicado en Tonsupa, en el sur de la provincia de Esmeraldas.
Las casas rústicas, con diseños contemporáneos, han cambiado el panorama de San Clemente, situada al sur de Ibarra. Hasta hace cinco años en esta comunidad indígena, en donde habitan 780 personas, solo había casas cuadradas de adobe, recuerda Martha Pupiales, presidenta de esta localidad.
En el interior todos los espacios están integrados. Los troncos gruesos de eucalipto funcionan como columnas de las viviendas, que tienen uno o dos pisos. En muchas casas también hay muebles fijos elaborados con troncos y adornos en piedra. Sin embargo, también hay construcciones mixtas que han incluido las columnas de hormigón armado.