Leonardo Larrea y Catalina Carrizosa, en la parte posterior de su casa, de 190 metros cuadrados, con vista al Ilaló. Fotos: Julio Estrella/ CONSTRUIR
Después de compartir y debatir sobre las ventajas de los contenedores como alternativa para vivienda a bajo costo durante su época como estudiante universitario, Leonardo Larrea finalmente construyó la suya. Lo hizo con la ayuda de su esposa, Catalina Carrizosa, también arquitecta.
Los debates empezaron en el 2004, mientras que el diseño de su vivienda arrancó en el 2015. La construcción terminó en febrero del 2017.
Los contenedores provienen de Islandia y Noruega. Son de 1996.
Ambos especialistas, amantes de la naturaleza y de los animales -tienen cinco gatos y cuatro perros-, implantaron su casa de 190 metros cuadrados de construcción sobre un terreno de 656 m², ubicado cerca del volcán Ilaló.
Llegaron a ese lugar buscando un terreno inclinado para plasmar todas las ideas almacenadas durante varios años, pero al llegar se enamoraron de la vista, y entonces construyeron una vivienda que combina contenedores, ladrillo y estructura metálica.
El gypsum reviste la pared de un contenedor, ubicada en la planta baja.
Inicialmente pensaron armar la casa con cajas de 12 metros o 40 pies, pero luego de varios análisis y por el tamaño de un callejón común colocaron contenedores de 6 metros. “Un vecino tuvo reparos con el tamaño de los contenedores”.
En total hay seis contenedores: dos en la planta baja y tres en la planta superior. Un último funciona como mecánica.
Larrea cuenta que se trata de contenedores obsoletos, dados de bajo por su antigüedad, pero útiles para construcción de hasta 25 pisos.
El dormitorio máster tiene vista hacia el exterior. Fue construido sobre estructura metálica.
La casa de la familia Larrea-Carrizosa tiene dos pisos: en el primero están la sala, comedor, cocina y baño, mientras que en la planta superior hay tres dormitorios.
Las habitaciones de los niños funcionan en los contenedores y el dormitorio máster está en la extensión realizada con estructura metálica. Debajo funciona la sala, un ambiente donde el vidrio también es protagonista.
Carrizosa dice que los ventanales de su dormitorio y de la sala permiten una mejor ventilación. “Solucionamos el tema de la temperatura abriendo ventanas y puertas”. Además, están para disfrutar de la vista.
La vivienda también tiene una estructura metálica, ladrillos y varios ventanales.
Carrizosa y Larrea utilizaron cerámica, porcelanato y gypsum para revestir determinadas paredes y pisos. Sin embargo, conservaron la madera que llegó con los contenedores para otorgar un toque de calidez a la vivienda, que se impone con su estilo industrial.
Esa madera está en el piso del ingreso a la casa y también en el piso de la sala de estar, ubicada en el segundo piso.
La sala cuenta con grandes ventanales para aprovechar la iluminación natural y la vista.
Las gradas se elaboraron con estructura metálica, pues con las láminas que salieron de los cortes hicieron el cerramiento, donde incluyeron ladrillo para estar a tono con el paisaje que rodea a la vivienda.
Carrizosa y Larrea esperan incluir paneles solares para contar con agua caliente en la piscina, ubicada en la parte posterior, y en las duchas.
Los contenedores tienen varios revestimientos, pero se destaca el porcelanato, cerámica y gypsum.