El paisaje es un elemento clave en esta vivienda

La vivienda resalta por la combinación de colores en la fachada, entre una variación de fucsia y naranja, junto a las tonalidades del verde presente en la vegetación del terreno. Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO

Entre las tonalidades del verde claro y oscuro natural de los árboles y las montañas resalta una construcción de color naranja y un fucsia oscuro. Los colores rompen el esquema de las viviendas del sector, las cuales lucen tonos neutros.
Se trata de la vivienda del arquitecto Kenny Pontón, que define a su residencia con la palabra “alegre”, por su ambiente de relax y confort para su familia y los visitantes.
Situada en Cumbayá, en un terreno de 4 000 metros cuadrados de mediana pendiente, esta residencia evoca un estilo mexicano pero con un toque colonial desde su fachada.
Pontón resalta que se rescató la forma de construcción tradicional con materiales como madera, ladrillo y tierra que alcanzan calidez, pero que hoy es más complicado de lograr por el costo de la mano de obra.
El río San Pedro y las aves se convierten en un sonido constante, parte del ambiente acogedor de la casa, que tiene un área de construcción de 500 metros cuadrados en una sola planta. El arquitecto explica que el proyecto se concibió para aprovechar la vista hacia el valle de Tumbaco y del paisaje natural que rodea a la residencia, cuya construcción fue concluida en el 2000.
Pontón, de 60 años y con 35 en la profesión, cree que construir su propia vivienda fue una oportunidad para dejar fluir la imaginación.
Con la combinación de tendencias y el conocimiento se buscó que la residencia esté acorde a la forma de vida que buscaban: tranquila y relajada.
Plasmar esas ideas personales -asegura- no siempre es posible en obras particulares.
Recuerda que la zona donde se ubica la vivienda tenía poca vegetación que contrastaba con el paisaje, así que también pensaron, junto con su esposa, en sembrar árboles para darle más vida al lugar. Ahora el área verde se extiende a lo largo del terreno y sus alrededores.
El tipo de construcción contempla paredes portantes de ladrillo y cubierta de madera, que ayudan a ajustar la temperatura. Por eso, en invierno las paredes ofrecen calidez, mientras que en el verano otorgan un efecto refrescante. Además, sus bordes no tienen aristas ya que son voleados. También se utilizaron materiales como la piedra y la tierra para lograr una vivienda cálida y acogedora. Contribuye el uso de colores vivos en el exterior.
El color es parte central -dice Pontón- porque obedece a una tendencia de casas con tonos alegres que no siguen el esquema tradicional de buena parte de las viviendas que se construyen en la actualidad.
En su interior hay una combinación entre mobiliario moderno y clásico. La madera es un elemento central que contrasta con el color ladrillo del gres y el claro de las paredes.
En las tres habitaciones el piso es de madera sólida, ahora escasa. El arquitecto recuerda que ese material era producto de la tala indiscriminada de bosques, pero que ahora hay otras alternativas.
En la decoración resalta el color azul, presente en lámparas y vasijas. Las paredes son beige, mientras que las plantas otorgan el verde a los rincones de la vivienda.
El concepto de la casa es el resultado de una búsqueda para lograr algo distinto a lo que se generaba en el país. Para ello, Pontón se inspiró en viviendas que conoció en Estados Unidos y Colombia.
El principal ambiente y el favorito de la familia y amigos es el porche. Ahí una parrilla es el centro de cualquier actividad. Resaltan un minibar de madera y una hamaca azul, que le dan un aire relajante.
Las sillas del comedor del porche tienen base de hierro, al igual que la estructura de las lámparas que llevan cristales, a manera de mosaico.
La vista hacia el volcán Ilaló y al valle, además del río que fluye pocos metros abajo, es el atractivo principal del área rodeada de vegetación.